EL SELLO COMO ARMA DE GUERRA

El pasado 6 de abril D. José Manuel Grandela Durán, Vicepresidente 1º de SOFIMA, Académico de la Real Hispánica de Filatelia, Jurado FIP, y Asesor Histórico del Museo del Ejército impartió una conferencia con un enigmático título para los neófitos: “El sello como arma de guerra”.

Aunque el empleo de los sellos de correos y otros efectos postales como elementos activos de propaganda, espionaje y sabotaje, se remontan a la guerra Franco-Prusiana de 1870, el conferenciante limitó su disertación a tan sólo algunas emisiones de las trescientas aproximadamente, que fueron editadas por países beligerantes durante toda la 2ª Guerra Mundial (1939-1945).

“Stalin versus Jorge V”.- (Arriba) Sello auténtico con Jorge V, y su copia falsa nazi (abajo), con leyendas falseadas, la hoz y el martillo, y Stalin sustituyendo al monarca fallecido

Tras la derrota de Francia en 1940, Hitler preparó la invasión armada de la Gran Bretaña con sus poderosas Divisiones SS, a la vez que la psicológica, sirviéndose en este caso de la filatelia. Ordenó la emisión de sellos idénticos en color, formato y dentado a los que estaban en uso en el Reino Unido, sustituyendo la efigie del entonces monarca Jorge VI, por la suya propia. También se editaron enteros postales con ese franqueo fraudulento, mostrando a las invencibles divisiones nazis desfilando briosamente por White Hall, con el Big Ben de fondo, ante la incredulidad de los londinenses.

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“Hitler versus Jorge VI”.- (Izda. a dcha.) Sellos emitidos en Alemania para su propio país, y para la Gran Bretaña a punto de ser invadida.

Los agentes secretos nazis hicieron circular con profusión aquella correspondencia falsificada en Alemania, provocando no poca desazón y temor en la retaguardia anglosajona, debilitando su resistencia ante el enemigo alemán.

Tras la derrota de Francia en 1940, Hitler preparó la invasión armada de la Gran Bretaña con sus poderosas Divisiones SS, a la vez que la psicológica, sirviéndose en este caso de la filatelia.

Aunque finalmente, Hitler no consiguió cruzar el Canal de la Mancha, no por ello cejó en la guerra psicológica, introduciendo en terreno enemigo nuevas emisiones de sellos, casi idénticos a los verdaderos del Post Office británico. El conferenciante mostró una variada selección de sellos verdaderos junto a los falsos, demostrando unas veces la perfección del trabajo nazi, y otras el sentido del humor cuando deliberadamente trastocaron el diseño original con símbolos sionistas y comunistas, y sustituyendo a la agraciada reina consorte Isabel por el bigotudo Stalin.

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“Stalin versus Elisabeth”.- (Arriba) Sello auténtico con los reyes de la Gran Bretaña, y su copia falsa nazi (abajo), con leyendas falseadas y Stalin sustituyendo a la Reina.

Como era de esperar, británicos y americanos, acabaron creando unidades de especialistas en artes gráficas, para “devolver la pelota”, y engañar y ridiculizar –que de todo hubo-, a los dirigentes y a los súbditos del III Reich. Amén de emitir sellos reproduciendo burda y sarcásticamente la efigie de Hitler, idearon una costosísima misión, que consistió en infiltrar masivamente cartas y prensa con información sutilmente engañosa en el sistema postal alemán, sin que los receptores descubrieran su origen enemigo. Para que los envíos tuvieran visos de autenticidad, hubo que franquearlos debidamente, aplicándole los matasellos y demás marcas obligadas de censura en tiempos de guerra, todo ello falseado, naturalmente.

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“Hitler calavera”.- (Izda. a dcha.) Sello auténtico alemán (Deustches Reich o Imperio Alemán), y falso británico (Futsches Reich o Imperio Perdido)

Aquella novedosa estrategia, que recibió el nombre de “Operation Cornflakes” (Copos de Maíz), consistió en cometer una serie ataques aéreos a trenes postales alemanes, para dañarlos o incluso descarrilarlos, de forma que los envíos postales quedaran desbaratados y sembrados a su alrededor. Ese era el momento en que tras las bombas, se dejaban caer sacas de correo –idénticas a las originales del correo alemán-, con unas 400 cartas fraudulentas cada una, para que se mezclaran en el caos provocado por las explosiones.

Tras el ataque aéreo, y desaparecidos los aviones atacantes en el horizonte, los funcionarios del correo germano –ignorantes del fiasco-, recogían toda la correspondencia sembrada alrededor de los raíles (buena y falsa), y la hacían seguir hacia su destino, desconociendo que el “veneno” desestabilizador iba en su interior, en forma de textos de lectura confusa y sibilina.

El material gráfico expuesto por José Manuel Grandela -inédito en su mayor parte-, fue detalladamente comentado y sazonado con divertidas anécdotas, que sorprendieron a los asistentes, y que vaticinan otras futuras disertaciones sobre el sello como arma de guerra, ya que la profunda investigación del conferenciante sobre este tema, promete nuevas intervenciones en el ciclo de conferencias de SOFIMA.

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