Por Julio Peñas Artero
Vicepresidente de SOFIMA
Miembro de la Real Academia Hispánica de Filatelia e Historia Postal
Gracias a José Manuel Rodríguez aprendí que todo lo que se podía encontrar en un sello o en una carta se podía encontrar en un entero postal: se pueden coleccionar nuevos o usados, se pueden estudiar subtipos e incluso posiciones de plancha, tienen variedades (tal vez demasiadas), se pueden coleccionar por sus matasellos, por sus tarifas, por sus destinos, podían ser certificados o tener franqueos de urgencia, pero había una rama que se me resistía sobremanera y eran los fraudes al correo.
Hasta la fecha no se conocen enteros postales “falsos postales”, lo cual me sorprende porque si se falsificaron los valores bajos de algunas emisiones de la I República, Alfonso XII y Alfonso XIII ¿por qué no falsificar los enteros postales? Pero el problema no radica en que no haya falsos postales, es que por lo general no encuentras tampoco el resto de fraudes “tradicionales” del correo clásico español, a saber: reutilizaciones, barnizados, desmonetizados, aprovechamiento de tarifas ventajosas, etc.
El único fraude del que tengo constancia, si bien ya en pleno siglo XX, en las emisiones del Medallón y Vaquer es el recortar el “sello de cartón” del entero postal y pegarlo en una carta a modo de “sello de correos”. Aun así es escasísimo el número de piezas de este estilo existente, de hecho yo apenas recuerdo haber visto en subastas un par a lo sumo.
Tras muchos años coleccionando fraudes al correo apenas he conseguido 5 enteros postales que considero fraudes al correo y como lo que más esfuerzo te cuesta más satisfacción te da, hoy aprovechando que como consecuencia del coronavirus hemos abierto una sección nueva en nuestra web de SOFIMA, los voy a mostrar por primera vez en público.
El primer tipo de fraude al correo que os muestro es un entero postal circulado de Barcelona a Valencia en noviembre de 1893 aprovechando una tarifa especialmente reducida como era la de los enteros postales dirigidos a Portugal y Gibraltar que resultaba más barata que la tarifa de los enteros postales circulados en el interior del territorio nacional, que costaba 10 céntimos, para así ganarle 5 centimitos, ¡que menos da una piedra! En este caso el correo está diligente y le aplica una tasa de 5 céntimos.
Hay que reconocer que estos enteros postales específicos para Portugal y Gibraltar son la única “mina” de posibles fraudes al Correo que he detectado en este tipo de coleccionismo y dispongo de otros enteros de esta familia que no fueron tasados, pese a ser empleados entre dos localidades españolas o enviados a países extranjeros diferentes a los dos para los que fue creado sin adherirles sellos de correos para completar el franqueo, cumpliendo así su misión de defraudar al correo.
El segundo es un entero postal desmonetizado, tal y como atestiguan los 0 que enmarcan la efigie del “sello” y que hubiera intentado ser empleado 10 años después de su puesta en servicio, ¡claro! Es un entero de la emisión del Pelón de 1892 y fue enviado en 1902 desde Berna (Suiza) a San Sebastián pues forma parte de un entero postal de ida y vuelta, si bien este entero era el de ida. Una pura locura donde todo está fuera de época y de sitio. Obviamente el correo de San Sebastián lo detecta y lo tasa con 20 céntimos, en este caso el doble del coste de la tarifa que en los enteros dirigidos al extranjero y de las vueltas en los enteros de ida y vuelta era de 10 céntimos, amén de aplicarle “4 ceros de castigo” al pobre pelón de cartón.
El tercero, que es mi favorito, consiste en una reutilización de entero postal, es decir, darle un segundo uso a un entero ya circulado, que entenderéis resulta ser algo sorprendente porque al usarlo se escribe su texto al dorso y éste queda a la vista. ¿Cómo se podría reutilizar?
Pues aquí lo tenéis, el “figura”, un ciudadano de Andújar en mayo de 1877, recibe un entero postal que el correo no matasella y, ni corto ni perezoso, pega un papel blanco grueso en el que además pone un rayado para no torcerse, escribe mucho texto cubriendo totalmente el mensaje anterior tanto que hay que fijarse mucho para darse cuenta que debajo hay texto, cosa que no se aprecia con el simple escaneo de la pieza, y lo vuelve a echar al correo que esta vez sí lo matasella, pero no detecta el uso fraudulento.
Por cierto, cerca estuvo de que le pudieran dar un tercer uso porque en Andújar sólo matasellaron el sello del impuesto de guerra, ¡si no lo llegan a matasellar lo mismo su amigo lo reutiliza una vez más!
Interesantes los tres
En el primero,aunque parezca sorprendente, lo más raro fue que lo tasaran, es más frecuente que colasen. Estoy estudiando el teme en profundidad pues hubo ciertas confusiones en las tarifas, aunque, oficialmente era de 10cts.
El segundo no estaba desmonetizado. Los ceros indican sencillamente que no podía circular la ida desde un lugar que no fuera España y la tasa, en mi opinión, es que le cobran el total de valor del entero de ida y vuelta, están asumiendo que la otra mitad también circuló de forma irregular.
En cualquier caso es una pieza excepcional.
El tercero es un fraude como la copa de un pino. Enhorabuena Julio por los tres.
Enhorabuena Julio.
Son piezas que permiten un estudio y que por lo escasas, una enorme satisfacción al encontrarlas
Hola:
¿Y como cambia la dirección de destino del tercer ejemplo?
Saludos.
Sospecho que pudo estar escrita a lapiz. Pero eso no se aprecia por mas que lo he mirado. Un abrazo