Por Juan E. Page
De la Sociedad Filatélica de Madrid
La situación actual de enclaustramiento produce importantes tensiones anímicas, sobre todo cuando alguna persona querida enferma y es trasladada a un hospital, sin que se disponga de información suficiente acerca de su estado durante largo tiempo.
Pero hay que ser conscientes de que vivimos en una época privilegiada, en la que los medios de comunicación nos permiten unas relaciones a distancia impensables hace solo unos decenios. ¿Podemos imaginar cómo eran situaciones similares cuando no existía mas forma de comunicación que el correo? Tomemos el ejemplo de las dos guerras mundiales del pasado siglo ¿Cómo saber, tras una ofensiva o bombardeo, el estado de un familiar? Pues en tales situaciones se recurría a un tipo especial de tarjeta postal, cuyo uso hacía mínimo el tiempo de llegada a destino.
La primera de las que muestro aquí data de 1917 y es para uso, en franquicia, del correo de los combatientes del imperio Austro-Húngaro. Lo importante es el reverso, en el que el texto “Estoy sano y bien” aclara su misión. Y se recalca “En esta tarjeta no se debe añadir ninguna comunicación”. Y todo ello en los nueve idiomas oficiales: alemán, húngaro, checo, polaco, ruteno, italiano, croata, esloveno y rumano.
La segunda se utilizó en Alemania durante la segunda guerra mundial, también en franquicia, tras bombardeos de gran intensidad. Su texto es escueto: en el anverso “Noticia urgente” y en el reverso “Estoy vivo”, en este caso en alemán y checo. La versión en rojo corresponde a la comunicación de civil a combatiente, pero existen, en verde, para la comunicación de combatiente a civil.
¡A cada tiempo su tecnología!