Tarjetas Entero Postales de los Estados Unidos. Emisión de 1893

Para celebrar los 400 años de la llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo en 1492 se celebró en Chicago la Exposición Universal Colombina, que tuvo lugar entre el 1 de mayo y el 30 de octubre 1893, exhibiéndose allí las primeras tarjetas postales de esta temática de los Estados Unidos.

El ponente, Carlos Alfredo Rodríguez Gómez, además de ser el miembro más reciente de SOFIMA, pertenece al Grupo Filatélico y Numismático de Tenerife, siendo su Tesorero desde 2012. También es Tesorero de la Federación Canaria de Sociedades Filatélicas desde 2012. En La Federación Española de Sociedades Filatélicas es el presidente de la Comisión de Entero Postales desde 2019 y miembro de la Comisión de Nuevas Tecnologías.

Desde 2012 es Jurado Nacional de Entero Postales y Jurado Nacional de Filatelia Tradicional. Es Jurado Nacional de Historia Postal desde 2019. Jurado Nacional de Filatelia Juvenil desde 2021. Ha actuado como jurado en numerosas ocasiones y como Comisario por Canarias para las distintas exposiciones Nacionales en muchas más.

Las Postal Card, tarjetas emitidas por el servicio de Correos de los Estados Unidos con un sello prepagado, a las cuales se les imprimía un motivo, tenían beneficios en las tarifas postales al abonarse 1 centavo para envío nacional y 2 centavos para internacional.

Para su imoresión se utilizó la Tarjeta Nº 10, 1 C. General Ulises S. Grant, en tamaño “C” (3 3/4 x 6 1/8 in.). De la cual existen dos variedades. Figura 1.

Figura 1. Las dos variedades de la tarjeta de Ulises S. Grant

El tamaño excedía de las medidas adoptadas por la U.P.U. según su boletín postal nº 1491 que eran de 14×9 cm. (5-3/5 x 3-3/5 pulgadas) y que fueron ratificados en el 4º Congreso de la U.P.U en Viena 1891, que decía que si una tarjeta excedía de esas dimensiones su tarifa internacional sería de 5 Centavos en lugar de 2 Centavos.

Las Tarjetas de la Exposición Mundial Colombina de Chicago excedían de las medidas oficiales de la UPU. No se tuvo en cuenta esta normativa ya que en un principio estuvieron pensadas para correo interior. Aun así, también se utilizaron para envíos al extranjero añadiendo un sello de 1 centavo para formar la tarifa internacional de 2 centavos, pero no se penalizaron y siguieron pagando 2 centavos.

Se organizó un concurso para realizar las tarjetas que fue ganado por el empresario Goldsmith. Las Tarjetas las imprimía una empresa concesionaria en paneles de 64, que si era para las oficinas de correos se dividían individualmente, formando grupos de 500 unidades, pero si eran para su posterior impresión, se dividían por la mitad (32). En la Exposición, el público asistente tenía la posibilidad, por primera vez en la historia, de conseguir las “Tarjetas ilustradas” directamente de máquinas expendedoras automáticas. Introduciendo una moneda de 5 centavos obtenía dos tarjetas. Según la concesión, Goldsmith tenía que instalar no más de 100 de estas máquinas expendedoras. Para poder venderse en las máquinas expendedoras, las Tarjetas tenían que ser recortadas, ya que eran de dimensiones mayores.

Los meses de julio y agosto fueron los de mayor afluencia de público a la exposición. Muchos asistentes quisieron enviar tarjetas a sus familiares y amigos en el extranjero. Modificar las tarjetas a esas alturas de la película no fue posible, motivo por el que se decidió posponer el cambio al término de la exposición. Así, el 17 de noviembre Correos modificó la tarifa para el tamaño C a 5 Centavos.

El conferenciante, fue mostrando todas las tarjetas que se imprimieron. En primer lugar, las precursoras, que representaban edificios emblemáticos de la exposición y de las que mostramos un ejemplo en la figura 2.

Figura 2. Ejemplo de las tarjetas precursoras: El edificio de la mujer

La segunda tirada continuó mostrando tarjetas de edificios de la exposición, hasta totalizar 11. Figura 3.

Figura 3. Segunda tirada

La tercera tirada estuvo formada por diez tarjetas diferentes, mostramos un ejemplo en la figura 4.

Figura 4. Tercera tirada

Al contravenir las disposiciones del servicio de Correos de los Estados Unidos que declaraban que una tarjeta que había sido recortada era “Inútil” e “inservible para ser enviada por correo”, Goldsmith intentó volver a legalizar las tarjetas que estaban en su poder añadiendo un sello de 1 centavo. Esto dio origen a lo que se conoce por los coleccionistas como cuarta tirada. Figura 5.

Figura 5. Cuarta tirada

Debido al incremento de la demanda, Goldsmith decidió imprimir una nueva tirada a finales de septiembre eliminando algunos grabados y sustituyéndoles por otros nuevos.

Figura 6. Quinta tirada. Edificio de las Artes.

Acercándose el final de la Exposición y con una demanda cada vez mayor de las Tarjetas, Goldsmith decidió emitir una nueva tirada, que incluía los 12 modelos existentes a lo largo de todas las tiradas, cambiando el pie de imprenta, en vez de decir “Series 1 Diseño..”, ahora pone “Series Nº 1 Twelve Designs”, sin enumerar las Tarjetas. Véase figura 7.

Figura 7. Sexta tirada. Nuevo pie de imprenta

También hubo tarjetas no oficiales. Éstas fueron las que no ganaron el concurso y fueron vendidas como tarjetas recuerdo.

Charles W. Girsch y Charles F. Roheshler de Nueva York, fue la primera empresa que intentó conseguir el contrato para las Tarjetas Recuerdo de la Exposición Mundial Colombina, por lo que fueron las primeras en ilustrar Tarjetas para dicha Exposición.

El 15 de septiembre de 1892 consiguieron la Primera Patente para unas Tarjetas privadas, por un periodo de 3 años y medio. Fue la primera vez que los diseñadores firmaron sus Tarjetas. La impresión, litográfica, fue realizada en negro, lo que resultó “aburrida” y “sin vida”, frente a las de sus competidores que eran a color.

Una vez que no consiguieron ganar la concesión, Girsch y Roheshler decidieron liberar los diseños de sus Tarjetas en marzo de 1893 y la distribución de las mismas sería una exclusiva para Joseph Koehler. Fueron vendidas primeramente como recuerdo, en la zona de Nueva York. De todas ellas, Carlos Rodríguez ha mostrado una interesante colección.

Por Raimundo Almeda
Miembro de la Sociedad Filatélica de Madrid