Por Marcelino GONZÁLEZ FERNÁNDEZ
El pasado 22 de marzo de 2016 salía al mercado una serie de cuatro sellos de correos dedicados a conmemorar el «V Centenario Primera Mundialización», que para que nos entendamos se refería al V Centenario de la primera vuelta al mundo, a celebrar entre 2019 y 2022, que ya es objeto de muchas actividades culturales, entre ellas conferencias, conciertos, exposiciones, documentales, certámenes, ediciones de libros, inauguraciones de monumentos o la citada emisión de sellos.
Se trata de cuatro sellos de emisión particular dentro de la modalidad «Tusello», puestos en circulación por la Fundación Domínguez Lobato tras acuerdos con el Servicio de Correos de España y el Club Filatélico de Jerez.
Servicio «Tusello»
La modalidad de “Tusello” permite transformar imágenes en sellos reales de correos y también contratar con el Servicio de Correos su emisión personalizada, representando imágenes con los más variados fines: recordar o conmemorar un hecho histórico, promocionar un negocio, difundir lagos e imágenes corporativas, dar a conocer productos del campo o la industria, resaltar períodos como las Navidades o el verano, hacer propaganda de un evento cultural, deportivo o de cualquier índole o recordar y dar a conocer celebraciones, como bautizos, comuniones, bodas y otros.
Los sellos
Los cuatro sellos de esta emisión muestran la leyenda antes citada, “V Centenario Primera Mundialización”, y añaden: “Fundación Domínguez Lobato”. Su valor facial es “A”, que corresponde al precio de franquicia de una carta normal en territorio nacional.
El primero muestra la proa de la nao Victoria, y añade las leyendas: “2019-22. Magallanes. Elcano. Sanlúcar 500 años”.
El segundo es una imagen de la nao Victoria navegando con todo el aparejo dado, tomada de una carta del Pacífico levantada en 1590 por Ortelius. Y añade la leyenda: “Nao Victoria”.
El tercero muestra un mapa del mundo con el esquema del viaje seguido por la Victoria, y añade la leyenda “Primus cincundedisti me” (con errata ortográfica incluida, porque lo correcto es cincumdedisti, con m y no con n como aparece en el sello). Y añade: “Salida de Sanlúcar 20.sep.1519. Llegada a Sanlúcar 6.sep. 1522”.
Y el cuarto y último sello muestra las efigies de dos personajes, principales protagonistas de la gran gesta, con la leyenda: “Fernando de Magallanes (1480-1521). Juan Sebastián de Elcano (1476-1526)”.
La gran hazaña
Estos sellos conmemoran una de las más importantes hazañas de todos los tiempos; la primera vuelta al mundo dada por un barco. Honor que le correspondió a la nao española Victoria, que salió de Sanlúcar en septiembre de 1519, encuadrada en una flota de cinco barcos al mando de Magallanes, y que entró de regreso en dicho puerto tres años más tarde, en septiembre de 1522, al mando de Elcano.
La gran gesta se fraguó cuando el portugués Magallanes, deseoso de aventuras y al comprobar que en su tierra no tenía futuro, en 1517 pasó a España y presentó al rey Carlos I su plan de organizar una expedición para buscar por occidente un camino a las islas de las Especias, las Molucas. Su idea partía de lo establecido en el Tratado Tordesillas de 1494, según el cual los territorios descubiertos al este de la línea de demarcación representada por un meridiano 370 leguas al oeste del Portugal, y los descubiertos al oeste, a España. Y proponía llegar a las islas de las Especias navegando hacia el oeste en lugar de hacerlo bordeando África hacia el sur, y después doblar el cabo de Buena Esperanza hacia levante, como hacían los portugueses. Si lo lograba, probaría que aquellas islas pertenecían al hemisferio español.
Por otra parte, Magallanes estaba convencido de que debía de existir un paso de comunicación entre el océano Atlántico y el Pacífico, o Mar del Sur, como era conocido entonces.
La nao Victoria
La Victoria, representada en el primer y segundo sellos, era una nao o pequeña carraca de altas bordas, que según la tradición había sido construida en unos astilleros de Zarauz. Su fecha de botadura se desconoce, aunque obviamente tuvo que haber sido anterior al 1518, en que apareció por primera vez en documentos. Tenía unos 28 m de eslora, 7,5 de manga y desplazaba unos 85 toneles vizcaínos (aproximadamente 102 toneladas). Su aparejo era de tres mástiles: trinquete y mayor con aparejo de cruz y mesana con vela latina. Debía de armar unas 10 culebrinas, y su tripulación a la salida era de unos 42 hombres.
Magallanes
Fernando de Magallanes, representado en el cuarto sello, era un navegante portugués nacido en 1480 en Ponte da Barca, Miño. Había estudiado en la Escuela de Pajes de Lisboa, donde recibió instrucción militar y náutica. A los 24 años embarcó por primera vez en la expedición del virrey Francisco de Almeida a la India, y en 1514 tomó parte en la expedición del duque de Braganza contra la piratería de Marruecos, donde fue herido.
De regreso en Portugal, después de una audiencia con su rey Manuel I, comprobó que no iba a recibir más ayuda que una pensión de herido de guerra. Fue entonces cuando decidió pasar a España para probar fortuna y proponer su plan, que fue aceptado.
Y realizó su pretendida expedición, en la que resultó muerto el 27 de abril de 1521, en lucha con aborígenes de la isla de Mactan (Filipinas).
Elcano
Juan Sebastián de Elcano, también representado en el cuarto sello, era un navegante español de origen humilde, nacido en Guetaria hacia el 1476. Había adquirido una gran experiencia y profundos conocimientos de la mar trabajando desde niño corno marinero, primero con los pescadores que faenaban en el litoral y más tarde en barcos de altura, tanto de pesca corno de contrabando.
Hacia 1509 contaba con una nave de 200 toneladas, con la que tornó parte en la expedición militar contra Argel. Posteriormente participó en otra campaña en Italia a las órdenes del Gran Capitán, y tuvo que hipotecar su barco para poder pagar a la tripulación.
Perseguido por la justicia y arruinado, hacia 1518 o 1519 se estableció en Sevilla, donde se enroló en la expedición de Magallanes. Fue nombrado maestre o segundo de la Concepción y participó en dicha expedición, regresando a España en 1522 al mando de la Victoria.
Más adelante participó en la expedición de Loaisa a las Molucas, y murió el 4 de agosto de 1526 a bordo de su nao.
Capitulaciones
Carlos I, casi recién llegado a España, se convenció de que el plan de Magallanes podía ser un éxito, y en marzo de 1518 firmó en Valladolid unas capitulaciones que daban al portugués el mando de una escuadra de cinco barcos: Trinidad, Victoria, Concepción, Santiago y San Antonio, todo lo necesario para la empresa en personal, material, víveres, etc., y el nombramiento de gobernador y adelantado de las tierras que pudiera descubrir. La tripulación total era de unos 234 hombres.
Primera parte expedición. Las Molucas
La expedición salió de Sevilla el 10 de agosto de 1519 y entró en Sanlúcar de Barrameda, de donde zarpó el 20 de septiembre para entrar en Canarias, Guanabara y Río de la Plata. El 31 de marzo de 1520 llegó a un puerto que llamó San Julián, donde pasó el otoño y parte del invierno, y donde tuvo que reprimir una sublevación que se saldó con la muerte de algunos capitanes. Y el 3 de mayo se perdió la nao Santiago al encallar en el estuario del río Santa Cruz.
Terminada la invernada, continuó viaje. En octubre entró en el hoy llamado estrecho de Magallanes, donde desertó la nao San Antonio, que regresó a España. Y el 27 de noviembre llegó al Mar del Sur, que por su calma fue bautizado océano Pacífico, e inició su travesía, en la que los hombres padecieron hambre y sed y comenzaron a sufrir de escorbuto.
La expedición tocó las Marianas, que bautizó islas de los Ladrones, y a mediados de marzo de 1521 llegó a la isla de Cebú, en las que iban a ser llamadas Filipinas, donde se detuvo para hacer víveres y agua.
Los expedicionarios fueron bien recibidos por los nativos. Magallanes regaló a la esposa de Humabón, rey de la isla, una imagen del Niño Jesús, que en 1565 fue encontrada por la gente de Legazpi en su viaje de asentamiento en el archipiélago. Hoy es –conocida como Santo Niño de Cebú, santo patrón del archipiélago.
Magallanes trató de mantener la paz y las buenas relaciones con los· indígenas, y de paso convertirlos al cristianismo, hasta que el 27 de abril de 1521 resultó muerto en un encuentro con el rey de la isla de Mactan, Lapulapu. A su muerte le sucedió Duarte Barbosa, que fue traicionado por los indígenas de Cebú y murió con más de 20 de sus hombres en un banquete.
Las tres naos que quedaban salieron inmediatamente a la mar, pero por falta de hombres y ante su mal estado, la Concepción fue quemada frente a la isla de Bohol. La expedición continuó viaje con las naos Victoria, al mando de Elcano, y Trinidad, mandada por Gonzalo Gómez de Espinosa, y el 8 de noviembre de 1521 llegó a la isla de Tidore, en el archipiélago de las Molucas, que era el destino buscado por los españoles.
Segunda parte de la expedición. Regreso a España
En las Molucas cargaron gran cantidad de especias, y al poco tiempo decidieron continuar viaje acosados por los portugueses de la cercana isla de Ternate. Pero como la Trinidad hacía mucha agua, decidieron separarse y navegar cada uno por su cuenta. Esta quedó a reparar en las Molucas, para después tratar de navegar hacia la zona de Panamá. Pero nunca llegó, ya que en el camino sufrió fuertes temporales y fue apresada por los portugueses.
La Victoria, al mando de Elcano salió rumbo al Índico. Pasó por Tidore (Indonesia), de donde zarpó el 21 de diciembre de 1521 y arrumbó al cabo de Buena Esperanza. El 9 de julio fondeó en Cabo Verde, donde hizo algunos víveres pero, al ser apresada por los portugueses la lancha que utilizaba para el barqueo de provisiones, levó y continuó viaje. El 6 de septiembre, llegó a Sanlúcar con 18 hombres de los 234 que habían partido hacía tres años, además de tres indios de los 13 que habían embarcado en Tidore. Y el día 8 entró en Sevilla.
Resultados
Carlos I recibió a la tripulación en Valladolid y concedió a Elcano una pensión de 500 florines, el título de hidalgo y un escudo de armas en el que figuraba un globo terrestre con la leyenda «Primus circumdedisti me» que aparece en el tercer sello.
Las especias traídas por la Victoria, sobre todo clavo, fueron vendidas en Amberes, con tan buenos resultados que el dinero conseguido cubrió con holgura los gastos ocasionados por la expedición.
Fin de la aventura
Así finalizó una gran aventura en la que por primera vez en la historia un barco completaba la vuelta al mundo. Salió de España, cruzó el Atlántico, pasó el estrecho de Magallanes, cruzó el Pacífico hasta Filipinas, pasó por las Molucas, siguió por el Índico, dobló el cabo de Buena Esperanza, navegó por el Atlántico y regresó a España siguiendo la ruta que aparece en el tercer sello.
Además de haber sido el promotor de la expedición, a Fernando Magallanes le cupo el honor de descubrir el estrecho que comunica el Atlántico con el Pacífico por el sur de América y ser el primer hombre en cruzar el Pacífico de este a oeste. Y a Juan Sebastián de Elcano le correspondió el privilegio de regresar a España al mando del único barco que quedaba de la escuadra de Magallanes, la Victoria, que fue el primero en completar la primera vuelta al mundo.
Después del viaje de circunnavegación, la Victoria fue vendida, reparada y carenada, y navegó dos veces a Santo Domingo, perdiéndose hacia 1525, cuando regresaba a España del segundo viaje.
Publicado en le sección “La Mar en la Filatelia” del numero de noviembre de 2016 de la
Revista General de Marina
Un pensamiento en “V Centenario de la primera vuelta al mundo”