Seguro que estos nombres te suenan muy raros, pero durante una época de la historia millones de personas de todo el mundo los conocían pues era la forma de recibir noticias de los seres queridos que se encontraban muy lejos…
Sucedió durante la Segunda Guerra Mundial, un conflicto que distribuyó a millones de soldados por los cinco continentes creando graves problemas en la comunicación postal. Podéis pensar que una carta no pesa mucho pero imaginad millones y millones de cartas de un lugar a otro del globo en unos momentos en los que los aviones se necesitaban para evacuar heridos, transportar material médico, alimentario o militar y sobre todo para mover unidades de combate.

Propaganda sobre el empleo del V-Mail en el Pacifico («Más rápido y más seguro»)
Para resolver el problema los países aliados encontraron una solución: microfilmar las cartas y revelarlas en el país de destino de forma que la familia o el soldado recibirían una fotografía de la carta original. Los ingleses conocieron este servicio con el nombre de AIRGRAPHS, en tanto que los norteamericanos lo denominaron V-MAIL (Correo de la Victoria)
El sistema consistía en preparar unos formularios, en ocasiones ilustrados, de un formato unificado de 21×28 cm sobre los que se escribía el mensaje, con un espacio determinado para el nombre y dirección del destinatario. Los impresos se fotografiaban en serie y se almacenaban en pequeñísimas bobinas de microfilm. De esta forma se ahorraba mucho espacio. Sólo hay que pensar que un carrete de medio kilo almacenaba los negativos de 4.500 cartas, cuyo peso real podría haber llegado a los 150 kilogramos.
Los negativos se enviaban por avión al país de destino, donde se revelaban por medio de un sistema automático y rápido inventado por Kodak sobre unas hojas de papel fotosensible de 11 por 13 centímetros (La cuarta parte del original). La carta fotografiada se doblaba e introducía en un sobre con ventanilla que dejase visible el destinatario al que se enviaba por el correo ordinario.
Los formularios originales, vendidos por unidad y en ocasiones en paquetes de cinco, llevaban el franqueo al dorso ya fuese pre-impreso como en enteros postales o dejando el espacio para colocarlo (3 peniques en el caso de las tropas inglesas), así como las instrucciones que reflejaban la forma de cumplimentarlos, destacando con letras mayúsculas en la dirección del destinatario y el empleo de tinta negra para poder reproducirse mejor.
Las oficinas encargadas del tratamiento fotográfico de los formularios tenían orden de destruirlos después de la microfilmación, así que lo que nos ha llegado son las cartas-fotográficas originales, auténticos elementos postales.
V-mail dirigido a un marinero del transporte anfibio de tanques USS LST-618
(Colección de Guillermo Campo)
La utilización de formularios preimpresos a veces ilustrados y la posibilidad de incluir todo tipo de dibujos en el espacio dedicado al texto ha convertido los airgraph y V-mail en elementos temáticos de primer orden. Podemos presentarlos por el motivo, marcas de censura, destino y encaminamiento…
Se encuentran en bastantes colecciones juveniles, y es un elemento a tener en cuenta por los jurados en el apartado de conocimientos filatélicos al que puede sumarse el índice de rareza.
V-mail desde un portaaviones norteamericano con sobre colector
(Colección Zeus Camacho)
En la colección de Guillermo Campo Pomar «El crisantemo y la espada», ganadora de medalla de vermeil grande en la Mundial Bélgica’2006, encontramos varios ejemplos de airgraph procedentes de la tropas inglesas en Asia. Otras muestra están en las colecciones de Aarón Vázquez (Rumbo a Cipango), Zeus Camacho (Surcando los aires) o Tatiana Torres (La leyenda de Santa Claus).
Publicado en “El Eco Filatélico”
Marzo 2008