Como una imponente catedral se alza delante de La Cibeles el Palacio de Comunicaciones. El 14 de marzo de 1919, se inauguró oficialmente este edificio, construido expresamente para ser el centro neurálgico de las comunicaciones en España.
Beneficencia Huérfanos de Telégrafos
Emisión de 1927
Testigo de un siglo de historia de un Madrid que transita a un ritmo frenético, rodeado de un tráfico imparable y custodiado por otras grandes obras arquitectónicas como el Banco de España o el Palacio de Linares, el Palacio de Comunicaciones sigue tan vivo como hace un siglo.
Sus arquitectos Antonio Palacios y Joaquín Otamendi, concibieron desde el principio un edificio absolutamente funcional, pero a la vez, con un aspecto exterior digno de un gran palacio. El edificio tenía que albergar el servicio de correo, el telégrafo y también entonces, el servicio telefónico y la Caja Postal.
Etiqueta Franqueadora ATM
La parte principal albergó la sala de clasificación de la correspondencia, conocida como Sala de Batalla, que hoy día alberga el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Madrid. Detrás, el pasaje de Alarcón dejaba imágenes, hoy día nostálgicas, como la de los vehículos de Correos preparados para el reparto.
Antonio Palacios (1876-1945)
Emisión de 1975
La fachada principal, motivo de la calcografía que protagoniza la hoja bloque que conmemora este centenario tan especial para Correos, muestra diferentes esculturas de gran valor, obra del artista Ángel García, como la figura femenina cuyo cuerpo está parcialmente cubierto por vegetales y a la que los madrileños de la época apodaron “la rubia”, según dicen debido a que la modelo que la inspiró tenía ese color de pelo.
El sello recoge un detalle del portón principal, con un arco donde podemos ver la mencionada “rubia” y unas grandes columnas que nos recuerdan a la arquitectura egipcia. El escudo de España en el tímpano del arco, esconde una curiosidad: en el centro del escudo, Palacios, gallego de nacimiento, hizo esculpir el escudo de Galicia. La hoja bloque tiene R.A.
100 años, cambios significativos en su interior y una imagen que no ha cambiado para los madrileños y tampoco para los españoles.