Por: Raimundo Almeda
La villa y corte de Madrid, encierra muchos secretos, que se van decantando, ocultos por el tiempo, unas veces por el olvido que conlleva la vorágine de los acontecimientos del día a día de la ciudad y otras veces porque sus vestigios han desaparecido bajo una piqueta despiadada, que ha borrado su recuerdo. Uno de los asuntos poco tratados, es la organización de los correos centrales que han tenido lugar en las inmediaciones de la Puerta del Sol y que han sido de vital importancia en las comunicaciones de la nación. En este artículo, desvelaremos algunos de ellos, no todos, ni mucho menos, por falta de espacio por una parte y por otra, porque aún quedan muchos misterios por desvelar.
Puerta del Sol
Luis Paret y Alcázar 1773
Museo Nacional de Cuba
La Puerta del Sol, hasta mediados del siglo XIX, no era más que un trozo de calle más ancho, según los planos que se muestran más adelante. En 1844 en su Manual Histórico-Topográfico Mesonero Romanos, nuestro cronista favorito de la villa, , describía esta plaza de esta manera: “Esta plaza más famosa por su concurrencia y posición central, que por su belleza, se llama así por una imagen del sol que había pintada encima de una puerta de un castillo que se fabricó en aquel sitio en 1520 para defender á Madrid de las correrías de bandoleros y forajidos que infestaban sus inmediaciones, habiéndose abierto también un foso al rededor del hospital del Buen-Suceso, pero éste y el castillo desaparecieron después con el aumento de la población por aquella parte, y sólo quedó el nombre de la ‘Puerta del Sol’. Esta plaza es una especie de estrella irregular, á donde vienen a desembocar varias calles, y entre ellas las seis principales, Mayor, Carretas, Carrera de san Gerónimo, Alcalá, Montera y del Carmen. El ornato de este sitio no corresponde en gran manera á su celebridad, á pesar de que las casas en general son bastante buenas, teniendo también el suntuoso edificio de Correos, y las vistas que representan a lo largo todas aquellas calles; las más brillantes y animadas de Madrid. En el centro de la Puerta del Sol había una fuente circular de muy poco gusto é indigna del sitio que ocupaba, la cual ha sido demolida y construida de nuevo en la plazuela de las Descalzas.”
En la imagen vemos su animación en un óleo de 1.773, obra de Luis Paret y Alcázar, que se encuentra en el Museo Nacional de Cuba. Al fondo la fuente de Mariblanca y la Iglesia del Buen Suceso, que fue construida en 1483 como Hospital Real de la Corte. Desde 1590 además de hospital, fue también iglesia. Estaba ubicada entre la calle de Alcalá y la carrera de San Jerónimo. Obsérvese el reloj, el más importante de Madrid, hasta la construcción de la Casa de Correos. Tras la desamortización de Mendizábal, para ampliar la plaza, la iglesia fue pasto de la piqueta. En 1867 se buscó un nuevo emplazamiento para esta iglesia/hospital entre las calles del marqués de Urquijo y del Buen Suceso, una gran obra del arquitecto Agustín Ortiz de Villajos. La piqueta también acabó con ella en 1975 y en su lugar se levanta un horrible edificio comercial de cristal y acero. A la derecha vemos también El convento de Nuestra Señora de la Victoria, con su iglesia neoclásica, que se terminó de construir en 1561 en conmemoración de la toma de Málaga por los Reyes Católicos en 1487. La desamortización de Mendizábal también acabó con él, y el solar que ocupaba se aprovechó para ampliar la carrera de San Jerónimo y la construcción de la calle de Espoz y Mina.
Maqueta de Luis Buendía de las gradas de San Felipe
expuesta en el Museo de Historia de Madrid
Mesonero Romanos, en su Manual Histórico Topográfico de Madrid, comenta así la iglesia del Buen Suceso: “Esta iglesia del hospital de los criados de la Casa real es célebre más que por su construcción y decoración artística, que nada absolutamente tiene de recomendable, por el sitio privilegiado que ocupa en la Puerta del Sol dando frente a la calle Mayor. Su fachada principal es mezquina y en ella está colocado un reloj alumbrado de noche. La iglesia quedó muy maltratada en tiempo de la invasión francesa, y posteriormente se la habilitó, aunque con mucha sencillez. La imagen de Nuestra señora que se venera en el altar mayor fue hallada según se dice, en un monte, por dos hermanos de la congregación de los Obregones. En esta iglesia y su patio fueron fusilados varios desgraciados madrileños en el funesto 2 de mayo de 1808, y hay una inscripción en el lado de la epístola que así lo espresa. En esta iglesia se celebra una misa a las dos de la tarde á la que siempre asiste extraordinaria concurrencia”.
El convento de San Felipe el Real, era el Internet de la época. El mismísimo centro de información del Imperio Español. Allí llegaban de una forma o de otra todas las noticias importantes, sin duda por la proximidad de las postas, situada en la calle de su mismo nombre. También pasaban por allí, todas las “fake news”. Las maledicencias y murmuraciones de la ciudad surgían de este centro de información, que se esparcían como la pólvora por toda la villa. Los escritores más famosos y osados repartían allí sus sátiras impresas, sin dejar títere con cabeza, por muy importantes que fueran éstos. El segundo conde de Villamediana, Don Juan de Tassis y Peralta, Correo Mayor, fue uno de los primeros en repartir allí sus poemas satíricos. Su atrio, en forma de gradas, era conocido como el «Mentidero de la Villa», porque allí se reunía la gente para difundir rumores, noticias, calumnias y secretos mal guardados. El convento lo situamos entre las calles Esparteros y Mayor. El edificio fue derribado con la desamortización de Mendizábal en 1838, dando con ello fin a un claustro renacentista que posiblemente era el mejor de Madrid.
El conde de Villamediana
Este convento pertenecía a la orden de San Agustín. Orden mendicante creada en 1244 por Inocencio IV, también conocida como “orden de pobreza evangélica”. Siguen los principios monásticos de San Agustín, el recogimiento eremítico de sus fundadores y los principios de las órdenes mendicantes. Hoy en día se dedican a la educación.
Están presentes en muchos países, impartiendo estudios superiores y estando especialmente extendidos como educadores de enseñanza primaria y secundaria. El convento se construyó a caballo entre los siglos XVI y XVII. Estaba edificado sobre un gran pedestal, protegido con una barandilla circundante. Bajo su planta existían unas arcadas abiertas que eran conocidas con el nombre de “covachuelas”, en las que se vendían distintas mercancías. En el cuadro que Manuel Castellano pintó en 1868 con el título de “Muerte del Conde de Villamediana”, sito en el Museo del Historia de Madrid, vemos al fondo representadas las gradas del convento. Este acontecimiento fue muy nombrado en la corte. El conde, poseedor de una gran fortuna y altos ingresos, ya que era Correo Mayor del Reino, fue un personaje de vida turbulenta. Gallardo, gentil y generoso o más bien despilfarrador. Buen jinete, rejoneador y diestro en lances de juego y en lances amorosos. Gran poeta que tan pronto escribía poemas de amor, como desbarataba con sus sátiras a personajes ilustres de su tiempo. Sufrió destierro por estos motivos. Se le llegó a atribuir un romance con la reina Isabel, esposa de Felipe IV.
Muerte del conde de Villamediana de Manuel Castellano
Museo de Historia de Madrid
Murió asesinado, cuando apenas contaba con cuarenta años de edad, atravesado por una saeta, sorprendido por un embozado con una potente ballesta cuando paseaba en su coche por la calle Mayor, muy cerca de su palacio, el 21 de agosto de 1622. Nunca se apresó a su asesino. El cuadro visualiza la escena en el momento en el que su cuerpo se ha trasladado a la puerta de su palacio donde asistió toda la corte. Es un lienzo de grandes dimensiones (290 cm x 220 cm) y al fondo puede verse la recreación que ha realizado el artista del Convento de San Felipe el Real. El óleo sobre lienzo, fue presentado en la Exposición Nacional de 1871, donde fue galardonado con segunda medalla fuera de reglamento. Dos años después el Museo del Prado se lo compró al autor. Actualmente se encuentra en depósito en el Museo de Historia de Madrid.
También en este museo, se encuentra la maqueta de la ciudad que diseñó el ingeniero militar León Gil de Palacio en 1830. Tiene unas dimensiones de 5,20 x 3,50 metros. Está rodeada todavía por la cerca que Felipe IV levantó en 1625. La cerca tenía 17 puertas y fue derribada en 1868, debido a la necesidad de crecimiento de Madrid.
En el lugar donde estaba el convento se encuentra la Casa Cordero, así llamada por el nombre del propietario que la hizo construir. Santiago Cordero era un acomodado arriero astorgano. Se dice que le tocó la lotería y que Hacienda como no tenía liquidez, le pagó con el solar en el que en 1842 construyó un edificio moderno principalmente de viviendas.
Casa de Cordero en la actualidad
Santiago Alonso Cordero por Antonio María Esquivel
Museo Romántico
En el plano de Pedro Texeira de 1656, vemos la ubicación del Convento de San Felipe. La casa de Correos se levantó derribando el grupo de casas señalado en la figura, que en la actualidad está limitado entre la calle de Carretas, la calle del Correo y la calle de San Ricardo, ésta última inexistente antes de su construcción.
Siguiendo dicho plano, en la esquina de Arenal con Mayor se encontraba la casa del licenciado Melchor de Molina, que tenía una “torre” de cuatro plantas. Un rascacielos para la época. Esta torre existió, según se puede ver en grabados y fotografías, hasta la reforma general de ampliación de la Puerta del Sol a mediados del siglo XIX, si bien el ábside ya había desaparecido en dichas imágenes. En la fotografía se observan las obras y vemos que todavía quedaban muchas casas por derribar, entre ellas la citada torre.
La puerta del Sol, en el plano de Pedro Texeira de 1656
En esta fotografía de la Puerta del Sol, vemos que el nuevo edificio de Correos cuyas obras finalizaron en 1768, está en un extremo de la plaza. Años después, se construye la Real Casa de Postas, a la espalda de la Casa de Correos, haciendo esquina con la calle del Correo y la de San Ricardo, así representado en la maqueta de León Gil de Palacio. A la izquierda de la imagen aún estaba la iglesia/hospital del Buen Suceso, y arriba a la derecha también vemos parte del convento de San Felipe el Real, donde se observan las gradas y las covachuelas.
La calle Postas debe su nombre a que en el Siglo XVI se encontraba allí la Casa de Postas, en el número 31, 32 nuevo. Tenía en su pórtico una imagen de la Virgen de la Soledad, que según cuenta Mesonero Romanos antes había estado en la Plaza Mayor. Según Pedro de Répide en 1857 la compró el Doctor Thebussem, seudónimo de Mariano Pardo de Figueroa y de la Serna, escritor, cervantista y gastrónomo. Muy conocido en el mundo filatélico por sus aportaciones a esta disciplina. Entre sus obras relacionadas con el correo destacan Literatura Philatélica en España. Apuntes para la redacción de un catálogo, Un Pliego de Cartas. Fruslerías Postales y Algo de Philatelia. Fue nombrado primer Cartero Honorario por Correos de España el 20 de marzo de 1880 como recompensa por su labor de divulgación de la incipiente filatelia. En 1944, Correos le dedicó un sello y en 1981 emitió otro dedicado a su legado.
Fotografía hacia 1850 de la casa de Melchor de Molina
Museo de Historia de Madrid
En 1800 se termina la construcción de la Real Casa de las Postas, trasladándose allí todas las operaciones relacionadas con la llegada y salida del correo central. Este edificio, está situado detrás de la Casa del Correo y estaba planificada su ejecución al mismo tiempo que ésta, pero no pudo abordarse hasta 29 años después, ya en el reinado de Carlos IV. La Real Casa del Correo fue inaugurada por Carlos III en 1768, obra del arquitecto francés Jaime Marquet. Volviendo a la Real Casa de Postas, de estilo neoclásico, fue proyectada por Juan Pedro Arnal. Poco le duró al edificio la gestión de las postas, entre otras cosas, porque éstas unas décadas después, con la llegada del ferrocarril, tuvieron una tendencia a disminuir rápidamente. El edificio con un gran portalón haciendo esquina con las calles de San Ricardo y la calle del Correo, estaba pensado para la entrada de los carruajes a un gran patio central abierto, muy ventilado, y rodeado con estancias para albergar coches y caballerías y destinado al recambio y descanso de los caballos que iniciaban las rutas de la correspondencia desde el Correo Central. De ahí que el edificio fuera construido en la parte posterior de la Real Casa del Correo.
Tanto en la maqueta de León Gil de Palacio, como en el plano actual vemos que la planta del edificio es un pentágono irregular. En el centro se encuentra el patio central, hoy en día cubierto. En un principio el edificio sólo tenía dos alturas. El motivo de diseñar el acceso principal en oblicuo, realizado a través de la fachada que apunta en diagonal a la calle del correo y la de San Ricardo, no era otro que el de facilitar el acceso de las diligencias a la calle Mayor, desde donde partían ya las distintas carreras, para distribuir el correo por toda la geografía nacional. Podemos imaginarnos el estrépito de los carruajes, saliendo desde horas tempranas, para enfilar la calle Mayor y desde allí acceder a las salidas de Madrid para las distintas carreras que se dirigían al Norte, Noroeste, Extremadura, Aragón, Mediterráneo y Andalucía.
Puerta del Sol en 1830, según la maqueta de León Gil de Palacio
Museo de Historia de Madrid
Inicialmente el portalón era mucho mayor que en la actualidad, pues el edificio, sufrió una gran transformación al añadirle una planta adicional, cambiando totalmente la fachada principal y reduciendo la puerta de entrada de carruajes. En 1848 también albergaba las oficinas de la dirección de la Policía, así como las oficinas del Telégrafo. En 1986 el edificio fue adquirido por la Comunidad Autónoma de Madrid y actualmente sigue albergando algunas de sus dependencias administrativas.
Con el desarrollo de los ferrocarriles, el arrastre de las mercancías y del correo comenzó a adquirir importancia, y poco a poco fueron sustituyendo al transporte realizado a fuerza de músculo, ya fuera éste animal o humano. Una singularidad de la Puerta del Sol relacionada con el Correo y el ferrocarril, se dio entre el 15 de abril de 1869 y el 12 de octubre de 1873 y es conocida como la Tarifa de Alcance que comienza en Madrid el 15 de abril de 1869 tras un aviso que aparece en la Gaceta de Madrid y que dice así:
Ubicación en el plano de la Real Casa de Postas
“Habiendo aprobado la Dirección general de Comunicaciones lo propuesto por esta Sección para el establecimiento de dos alcances al correo express que aventaje el público en general y el comercio en particular una hora más para poder dirigir su correspondencia, se previene que desde el 15 del actual dará principio este nuevo servicio, situándose un empleado en la Puerta del Sol esquina a la calle del Arenal con una cartera-buzón, a las dos en punto de la tarde, hora en que se cierran los buzones de esta Sección Central, para el citado correo express, el cual permanecerá hasta las dos y media y permitirá la introducción de correspondencia siempre que sea dirigida para la línea Norte y tenga adherida además de los sellos naturales de franqueo, otro de 25 cénts, que representará el pago por derecho de este primer alcance. A las dos y media se retirará este empleado y aparecerá otro en la misma forma en la Plaza de Prim, inmediato al estanco, que permanecerá recibiendo correspondencia con el recargo de 50 cénts, como segundo y último alcance hasta las tres en punto de la tarde. Lo que para conocimiento del público se inserta el presente aviso, Madrid 14 de abril de 1869.==El inspector Jefe de la Sección Central de Comunicaciones, Juan Moratilla.”
Obsérvese que se acababa de aprobar la peseta como moneda de curso legal. En ésta disposición cuando se habla de 25 ó 50 céntimos son todavía, céntimos de real. Al año siguiente esta cantidad se cambió por 5 y 10 céntimos de peseta.
El empleado de correos conocido como “andarín” u “hombre buzón”, desapareció el 12 de octubre de 1873, según se publica con esa misma fecha en la Gaceta de los Caminos de Hierro, donde se indica que habrá alcances para todas las líneas principales que parten de Madrid. Se mantiene una única tarifa de primer alcance por 5 céntimos de peseta para la Línea Norte y también para las líneas del Mediterráneo, de Aragón, de Andalucía y otras conducciones por carruaje que partiendo del Correo Central, todavía siguieron muchos años en funcionamiento, como son, a Burgos por Aranda, a Cáceres por Talavera y Trujillo, y a Cuenca por Tarancón. Extraemos el siguiente párrafo de dicha Gaceta: “En el despacho de las cartas de Lista situado en la Casa de Correos a su entrada por la calle de Carretas, se admitirán cartas en un buzón especial, que se denominará de Alcance, hasta 10 minutos antes de salir los correos de la administración para cada línea; estas cartas, han de llevar, además de su franqueo ordinario, un sello de 5 céntimos de peseta, colocado en el ángulo superior derecho, cualquiera que sea su peso.”
Patio central de la Real Casa de Postas en la actualidad
La Tarifa de Alcance siguió vigente hasta principios del siglo XX. En el “Almanaque y Guía Matritense de 1902, publicado en la imprenta de A. Santarén (Sucesor de Cuesta), en la calle de Cava Alta número 5, aún aparece la tarifa de alcance, desapareciendo ésta en el mismo almanaque de 1903, motivo por el que pensamos que, si es exacta la información que aquí aparece, la tarifa de Alcance dejó de tener vigor, al tiempo que aparecieron las estafetas de correos en las estaciones de ferrocarril.
Este servicio, posiblemente se extendiera a otras ciudades, donde hubiese estación de ferrocarril, pero sólo tenemos constancia escrita en Barcelona, donde se estableció el 17 de noviembre de 1884.
Y hablando de la Puerta del Sol, es obligado comentar también uno de los edificios más significativos de Madrid. La antigua Casa del Correo, hoy sede gubernativa de la Comunidad de Madrid. Es un edificio de corte neoclásico, diseñado por el arquitecto Jaime Marquet que termina de construirse en 1768 y cuyos planos se encuentran en el Museo de Historia de Madrid. El proyecto que ya estaba pensado desde 1754, con un diseño de Ventura Rodríguez siendo Secretario de Estado el Marqués de la Ensenada, se enquista con la destitución de éste y no se relanza hasta la entronización de Carlos III en 1759, quien llama a Marquet, que es quien realiza el proyecto. El edificio no gusta a los madrileños desde su inicio.
Casa de Postas de Madrid. En primer plano la Casa de Correos. Vista desde el inicio de la calle del Correo, en la Puerta del Sol
Veamos lo que el cronista de Madrid, Mesonero Romanos comenta de este edificio:
“Este es uno de los edificios, que ha obtenido, y no sin razón, la preferencia de la crítica. Hase alegado en contra la pesadez de su conjunto; la elevación extraordinaria del patio; la poca elegancia de sus galerías; la dudosa situación de su escalera principal; hasta se ha dicho que ésta se le olvidó al arquitecto, y que tuvo que colocarla postiza.
Este arquitecto era francés y se llamaba don Jaime Marquet. Trájole de París el duque de Alba cuando vino de su embajada, y le trajo con el objeto de entender en el arreglo del empedrado de Madrid. Florecía por entonces en nuestra capital el más aventajado de los arquitectos españoles, el célebre don Ventura Rodríguez, y parece que entre sus varios y magníficos planos trabajados para toda clase de obras, tenía presentados unos para casa de Correos; pero desgraciadamente la envidia o la intriga artística, que siempre le persiguió, hizo dar la preferencia á los de Marquet; por lo cual sin duda, y por la circunstancia de dirigir Rodríguez como arquitecto de la villa las obras del empedrado se dijo entonces ‘al arquitecto las piedras, y la casa al empedrador.’
Sin embargo, no dejó de haber alguna injusticia con Marquet, pues no sólo en esta casa dejó consignado su gusto más o menos clásico en arquitectura. Mucha parte del sitio de Aranjuez es obra suya, y dirigió en Madrid otras casas principales: mas volviendo á la que ahora nos ocupa, no puede negarse que si bien carece de aquel carácter grandioso y monumental de un edificio público tan vasto como debe ser el Correo general; si acaso en su distribución interior no reúne todas las comodidades que serían de apetecer, ofrece sin embargo en su conjunto cierta elegancia y orden, que unido a su considerable estensión y la situación céntrica que ocupa en la famosa Puerta del Sol, le hace ser uno de los edificios más marcados de Madrid.”
Estas líneas las publica Mesonero Romanos en 1844. Si entonces ya él lo consideraba uno de los edificios importantes de la capital, a pesar de las críticas con las que nació, hoy es uno de los edificios más significativos de Madrid. Tanto por su historia, como por la fama que ha alcanzado gracias a su reloj, que ha marcado la hora del país y la celebración de las campanadas de fin de año, que son seguidas por millones de españoles. El Ministerio del Interior tuvo allí su sede desde 1847, aunque la planta baja siguió albergando las dependencias de Correos. En 1845, se construye sobre el edifico una torreta y se instala un telégrafo óptico, que se elimina poco después al instalar el telégrafo convencional. Inicialmente los relojes que se instalan en la torre, se retrasan y el ayuntamiento no consigue solucionar el problema, hasta que en 1865 José Rodríguez Losada, un experto relojero residente en Londres, lo soluciona, construyendo uno nuevo, que dona a la ciudad. El reloj de Gobernación, como se le bautizó, y como siguió llamándose durante muchas décadas, se inaugura el 19 de noviembre de 1866.
Tras la Guerra Civil, se convirtió en el Ministerio de la Gobernación, y en sus sótanos se instaló la temible Dirección General de Seguridad, donde se encarcelaba y torturaba a los pobrecitos que por pensar de forma diferente tenían la mala suerte de caer en sus garras.
Referencias:
Manual Histórico Topográfico, Administrativo y Artístico de Madrid. Don Ramón de Mesonero Romanos. Imprenta de D. Antonio Yenes, Madrid 1844.
Guía del plano de Texeira (1656) María Isabel Gea Ortigas, Ediciones La Librería 2015.
Museo de Historia de Madrid. Calle de Fuencarral, número 78.
Museo del Romanticismo de Madrid. Calle de San Mateo, número 13.
La Gaceta de Madrid, 14 de abril de 1869. Biblioteca Nacional de España.
Gaceta de los Caminos de Hierro, 12 de octubre de 1873. Biblioteca Nacional de España.
La Tarifa de Alcance. Academus. José Manuel Rodríguez y Raimundo Almeda Candil.
Marcas y Fechadores de las Estaciones de Ferrocarril de Madrid. Estudios El Eco Filatélico. Volumen II. Raimundo Almeda Candil.
Anales de las Ordenanzas de Correos de España, recopiladas por Gregorio Cruzada Villaamil. Madrid Imprenta Central, 1879. Museo Postal y Telegráfico.