Por Joaquín Amado
Académico de número de la Real Academia de Filatelia e Historia Postal
Miembro de la Sociedad Filatélica de Madrid
El sobre que hoy ofrezco a la curiosidad de mis lectores tiene más interés sentimental que filatélico.
Está dirigido a Carmen Franco Polo, la única hija del general Franco. Proviene de Tudela, según consta en el fechador de 24 de diciembre de 1943, y lo remite la Casa de Misericordia de esa ciudad. Al dorso, otro fechador de la Jefatura del Estado (Servicios Postales), de 27 de diciembre, da fe de su llegada a destino. Pero lo curioso es la anotación manuscrita que una presunta secretaria de la joven destinataria (entonces tenía 17 años) estampa en el reverso del sobre: “Niñas huérfanas de la Casa Misericordia felicitan y vuelven a pedir a la Srta. algún obsequio”.
La Real Casa de Misericordia de Tudela fue una institución benéfica fundada en 1771 por Ignacio Mur y María Ugarte, y la construcción fue encomendada al arquitecto fue Ventura Rodríguez. Su destino fue el de hospicio, para acoger a niños pobres. A mediados del siglo XIX, el edificio sufrió diversas restauraciones y ampliaciones para dar cabida a más internos. Abandonada desde mediados del siglo XX, fue reconvertida en residencia de ancianos y, a partir de 2001 el edificio se remodeló completamente para adaptarlo como hotel, conservando la fachada principal. Para la residencia de ancianos se construyó un nuevo edificio en unos terrenos aledaños en 1987, conservando el nombre de Casa de la Misericordia.
En 1943, aún recientes las heridas de la Guerra Civil, no es de extrañar que la institución, además de su carácter inicial de hospicio, acogiera también a gran número de niños huérfanos de la contienda, y que sus necesidades no fueran suficientemente atendidas por la beneficencia del Estado. Es fácil también imaginar –muchos aún lo recordamos–, la atroz penuria y necesidad que sufrieron en los años de la posguerra la mayoría de los españoles, agudizada en unas fechas tan entrañables como la Navidad. Escasez que afectaría con mayor dureza a los niños y huérfanos acogidos en instituciones de este tipo, la mayoría de ellas regidas por comunidades religiosas sin más recursos que los magros subsidios alimenticios del Estado a través de Auxilio Social. ¿Sería consciente de esto la joven inquilina del palacio de El Pardo?