Por Raimundo Almeda
de la Sociedad Filatelia de Madrid
Un campamento militar que se convirtió en asentamiento y populoso barrio
Tetuán de las Victorias tiene su origen en la vuelta de los soldados de la Guerra de África en 1860.
Leopoldo O’Donell acampó en el norte de Madrid, para organizar una entrada triunfal en la capital. El campamento recibió el nombre de Tetuán de las Victorias, en recuerdo de los acuartelamientos de la ciudad norteafricana. El campamento nunca llegó a desmontarse y con el tiempo se hizo permanente.
«El ejército que había operado en África entró en Madrid, ya terminada la guerra, el 11 de mayo de 1860. Acamparon durante algún tiempo antes en la Dehesa de Amaniel, en la misma forma que lo habían hecho en Marruecos, y el campamento fue visitado por millares de personas que acudieron de Madrid y de los pueblos comarcanos, deseosas de ver de cerca a los valerosos soldados que por última vez habían alcanzado los laureles de la victoria sobre el extranjero.» [1]
El asentamiento que pertenecía al término municipal de Chamartín de la Rosa, creció rápidamente debido a que la tierra y los impuestos eran mucho menores que en la capital.
El núcleo de población llegó a ser mucho mayor que el de Chamartín de la Rosa, por lo que la sede del ayuntamiento se desplazó al barrio de Tetuán.
En 1870 se construyó una Plaza de Toros, tras la guerra desaparecida y el primer cine llamado “Tetuán” a principios del siglo XX. El cine se encontraba en la acera de los pares a la altura de donde está la boca de metro de Valdeacederas. Todavía en los años sesenta estaba en funcionamiento a 2 pesetas la entrada. En la puerta había una viejecita que en una cesta vendía unos pequeños frutos rojos de sabor dulce un poco ácido y con una semilla redonda, que bien podrían ser arándanos rojos. En la compra, desde 50 céntimos, se incluía una caña de unos 15 centímetros para disparar los huesecillos. Los jueves por la tarde, que no había colegio, el cine se llenaba de chiquillería y los proyectiles volaban desde todas partes.
Tetuán de las Victorias, fue durante muchos años barrio de traperos y chatarreros. En la calle del Marqués de Viana, junto al lugar donde estuvo la Plaza de Toros, había un “Rastro” que tenía tiendas permanentes. Era conocido con el nombre de “El Rastrillo”, en recuerdo de su hermano mayor. Los domingos por la mañana toda la calle se llenaba con cientos de puestos donde se podía encontrar de todo. Desde hace unos años “El Rastrillo” se ha desplazado a la Avenida de Asturias.
La Carta certificada que presentamos va dirigida a un colegio de señoritas de Francia. Está fechada el 22 de diciembre de 1939. Lleva una marca ce censura militar de Tetuán de las Victorias, poco corriente.
Está franqueada correctamente:
Carta hasta 20 gramos al exterior | 0,70 ptas. |
Derecho de certificado | 0,70 ptas. |
Sobreporte aéreo a Francia | 1,00 ptas. |
Total | 2,40 ptas. |
En su dorso marca aérea de 22 de diciembre y llegada a Evreux el 27 de diciembre. Manuscrito ausente por el cartero; al no haber marcas de carta devuelta, se supone que la interesada la recogió.
[1] CAMBRONEROS, Carlos. Isabel II. Intima. Apuntes históricos de su vida y de su época.
Por supuesto los frutos rojos eran las, en mi infancia, célebres majuelas. El fruto del espino albar. Las vendían las «piperas», en su temporada, y los niños (hablo de los años cincuenta) organizábamos grandes batallas con los huesos y el «canuto» (la caña). Yo vivía debajo (literalmente) de lo que hoy es el Wizin, entonces el solar de la antigua plaza de toros) y la verdad es que las majuelas eran un lujo como juguete ¡Se comían y se jugaba con ellas!
Precioso sobre con matasellos poco habitual. Enhorabuena y síguenos picando