Dedicado a mis antiguos compañeros de Departamento, por si alguno me lee.
Por Juan E. Page
De la Sociedad Filatélica de Madrid (SOFIMA)
La reciente curiosidad de Antoni Rigo sobre los micro-satélites de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), me produjo un ataque de nostalgia. ¡Cuántas horas trabajando con mis compañeros en piezas que acabarían volando en el anonimato! Porque nuestras universidades, y en particular la UPM, han contribuido de forma más o menos anónima al funcionamiento de un buen número de satélites. Pido disculpas a los lectores, pero no he podido resistirme a recordar al menos un par de casos, tal vez, porque son “filatelizables”.
Empiezo con nuestro flamante primer satélite de comunicaciones, el Hispasat 1A, puesto en órbita por un cohete Ariane 4 desde Kourou (Guayana Francesa) el 11 de septiembre de 1992. Hispasat incorporó tecnología de muy diversas procedencias y algunas etapas de la cadena de diseño alcanzaron a la UPM y, en concreto, al Departamento en el que yo trabajaba, la red divisora de potencia de la antena DBS.
Red divisora de potencia de la antena DBS |
Hace más de veinte años de ese diseño, pero detrás vinieron muchos otros. Me gusta especialmente uno, que se incorporó a un proyecto muy espectacular: el Rosetta. Lanzado desde Kourou el 2 de marzo de 2004, mediante un Ariane 5, en busca de un cometa, el 67P/Churiumov-Guerasimenko, portaba un módulo de aterrizaje (¿acometaje?), el Philae, que se posó en su objetivo el 12 de noviembre de 2014 (¡un largo viaje!). También aquí había diseño UPM, de mi Departamento, el diplexor del WIU.
Unidad de interface en guía de ondas |
Sirva esta curiosidad para romper una lanza a favor de la tecnología espacial nacional.
Muy interesante, Juan Enrique, ya nos contarás qué es el diplexor del WIU y para que sirve en el acometaje o como quiera que se diga.
Bueno Rai, el diplexor no es mas que una de las muchas piezas que componían el sistema de comunicaciones de Rosetta. En cuanto al «acometaje», el Philae llevaba un conjunto de instrumentos para hacer mediciones de muchos parámetros del núcleo del cometa (magnetismo, elementos constitutivos, etc) con lo que se complementaba la información obtenida directamente por los instrumentos incorporados en la «nave nodriza»