La estación de Delicias fue inaugurada el 30 de marzo de 1880 por los reyes Alfonso XII y María Cristina. Habían pasado más de treinta años desde que se creó la primera línea ferroviaria de la Península, que unió, mediante 28 kilómetros de vías, las localidades de Barcelona y Mataró en 1848.
El último tren que partió de Delicias, lo hizo en 1969 y quince años más tarde, sus instalaciones comenzaron a guardar los valiosos del actual Museo del Ferrocarril de Madrid-Delicias.
La estación se configuró en principio como cabecera de la línea de Madrid-Ciudad Real – Badajoz.
Delicias se convierte en la estación término de la línea de Madrid a Cáceres y Portugal, funcionando como una estación con carácter internacional, ya que enlazaba dos capitales europeas, Madrid y Lisboa, con trenes directos y un tráfico dedicado tanto al transporte de mercancías como al de viajeros.
Hoy día, la estación, dentro de su faceta museística, ha alcanzado un gran apogeo, habiéndose convertido en uno de los museos más atractivos de la ciudad de Madrid.
Por un lado, la propia construcción, y en particular su característica marquesina, ya dan cuenta de la historia y de las historias allí vividas. En la nave central de la estación, se pueden ver más de treinta vehículos de gran valor histórico, entre locomotoras de vapor, diésel, eléctricas, automotores y coches de viajeros.
La historia del ferrocarril en España ha estado estrechamente ligada a la historia del correo. Por ello y mucho más, Correos dedica un sello a esta mítica estación como homenaje a su 140 aniversario.
El sello tiene como motivo principal una ilustración que dibuja una locomotora en movimiento con la propia estación al fondo, con trazos que simulan el humo que sale por la chimenea de la locomotora.
El sello impresiona por sus tonalidades en negro y blanco, que nos hacen viajar a ese pasado, no tan lejano, en el que la estación Madrid Delicias vivía días frenéticos de maletas, mercancías y personas que iban y venían, de historias, al fin y al cabo.