El término Chasqui, originario de la lengua quechua, denominaba a los legendarios correos del Inca, que fueron puestos al servicio del Correo Mayor de Indias tras la Conquista y que transitaban una vasta red de caminos y senderos de más de 23.000 kilómetros, denominados Qhapaq Ñan o Gran Camino Inca, reconocido como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. El Gran Camino Inca partía desde el Cusco (Perú), sede del Incanato, llegando por el norte al territorio de Pastos (actual Colombia) y por el sur hasta las actuales Buenos Aires y Santiago de Chile (capitales de Argentina y Chile), y atravesando por Bolivia y Ecuador, además del Perú.
Con el título “Correo en mano con Chasqui en el Virreinato de Nueva Granada”, Eugenio de Quesada impartió una interesante conferencia en la que abordó el estudio de este personaje, icono del Correo en América y protagonista de una institución que representa la esencia misma de la cultura indígena.
Eugenio de Quesada, es vicepresidente de SOFIMA (donde ingresó en 1976) y Académico de Número de la Real Academia Hispánica de Filatelia e Historia Postal y de la Académie Européenne de Philatélie, siendo miembro de la Cuban Philatelic Society of America y de la International Cuban Philatelic Society, así como de la Sociedad Filatélica Sevillana, la Sociedad Valenciana de Filatelistas y de Afinet. Ha recibido la Medalla de Oro al Mérito Filatélico, la Medalla de FESOFI, la Medalla de ANFIL y la Placa como Filatélico Andaluz del Año, entre otros reconocimientos.
“Lleva el Chasqui”
1775, 6 noviembre. Carta conducida con Chasqui desde Tunja hasta Vélez, con leyenda manuscrita “Pago Chasqui”. Única carta conocida aludiendo al pago al Chasqui en cubierta.
Colección De Quesada.
La menor población del territorio neogranadino y su escasez de estructuras administrativas, por no hablar de abandono, a causa del desinterés del Correo Mayor de Indias, explican en parte la notable rareza de las cartas neogranadinas. Sin duda, las más escasas de la América colonial. Los expertos consultados estiman en torno en menos de medio centenar el número de cartas neogranadinas de los siglos XVI y XVII en manos particulares.
Su excelente colección “Correo en mano con Chasqui en el Virreinato de Nueva Granada” (que obtuvo 91 puntos FIP en la Expo Mundial Thailand 2018 y Premio Especial en la Nacional EXFILNA 2020), reúne la gran mayoría de las cartas conducidas “con Chasqui” fuera de valija inequívocamente auténticas de los siglos XVII y XVIII que están en manos privadas y la mayoría de las cartas conocidas entregadas “en mano” (fuera de valija) en Nueva Granada mediante propio, arriero y amigo.
“Con Chasqui”
1771, 4 de marzo. Carta completa conducida con Chasqui desde Santafé hasta Girón, con leyenda manuscrita “con Chasqui”. Colección De Quesada.
El Chasqui es hoy, especialmente en Perú, pero también en buena parte de la América hispana, una figura histórica muy popular, sumamente querida y respetada hasta el punto de que la iconografía nacional está poblada de imágenes de fuertes hombres corriendo por los caminos andinos y soplando con fuerza el caracol (pututu), cuyo sonido anunciará su llegada al siguiente chasqui.
Los Chasquis del Inca eran jóvenes especialmente dotados para correr, que se desplazaban a gran velocidad a través de caminos en cordilleras y llanos, sorteando obstáculos y cruzando puentes. Los Chasquis eran escogidos entre los más jóvenes y fuertes porque su trabajo era muy rudo y cada pueblo debía dotar de mensajeros para su tránsito en su jurisdicción.
“Son 300 pesos (…) Chasque”
1725, 14 de diciembre. Carta conducida con Chasqui desde Santafé hasta Vélez, indicando “Son 300 pesos, los 220 pesos y 6 reales (…) Chasque”. Solo se conocen dos cartas con mención expresa de portar con Chasquis encomienda en moneda del Virreinato de Nueva Granada.
Las referencias históricas a los Chasquis se remontan a la época de la Conquista de América. La práctica totalidad de historiadores e investigadores coinciden en señalar que el sistema de comunicación que mantenían los Chasquis incaicos en la red de caminos del Quapaq Ñan fue la base sobre la cual se asentó el sistema del Correo de la Corona Española.
El Chasqui prehispánico, que portaba una pluma en la cabeza en señal de su dignidad y el respeto del que era merecedor, trasmitía verbalmente mensajes breves que memorizaba, e información numérica que almacenaba en un singular archivo de datos llamado quipu, además de transportar objetos en una mochila.
Por su parte, en el Chasqui cristianizado por los españoles, la cruz y el pendón en la frente sustituyó a la pluma quitasol blanca que los identificaba, además del llevar un crucifijo al cuello. En lugar de quipu portaba una bolsa sujeta a la muñeca para las cartas si bien hay fuentes que afirman que en realidad era para hojas de coca. Una corneta sustituyó al pututu, para dar aviso al relevo y un perro le servía de ayuda y protección, en lugar de la chanbi (porra) y la uaraca (honda) que portaban sus antecesores.
Los Chasquis fueron situados, a modo de postillones, en las grandes rutas postales de América del Sur, ubicándose en los llamados “tambos” y regentando unas paradas de postas más pequeñas, los “chasquiwasi”, donde se efectuaba el relevo de estos mensajeros.
El papel eminentemente postal de los Chasquis en la América colonial ha sido históricamente objeto de diversas conjeturas, pero es muy poco lo documentado al respecto hasta la fecha. De ahí la importancia del hallazgo y análisis de documentos que, ahora sí, permiten adscribir inequívocamente los chasquis a los Correos Mayores de Indias, tanto en el Virreinato del Perú como en el de Nueva Granada (cuyo territorio ocupa hoy Colombia, además de Ecuador, Venezuela y Panamá), así como en la Capitanía General de Chiloe y, especialmente, en el Virreinato del Río de la Plata.
Dibujo original del Chasqui cristianizado tocando la corneta con cruz y enseña de tafetán blanco en la cabeza, crucifijo al cuello, bolsa para las cartas (o para hojas de coca), vara para ahuyentar a las fieras y perro de ayuda. Obra del cronista Felipe Guamán Poma de Ayala
A partir de la real cédula del Rey Felipe II, que en 1593 establece la paulatina sustitución de los indios por españoles, mestizos mulatos y negros libres, el término Chasqui se fue convirtiendo en una expresión genérica que denominaba a los particulares que conducían cartas, tanto dentro como fuera de valija.
Con el establecimiento del Virreinato de Nueva Granada en 1717, el Virrey provisional don Antonio Ignacio de la Pedrosa “unió Santafé con Quito mediante una ruta postal” y asumió la gestión del Correo oficial. Esta iniciativa se vio frustrada en 1723 por la decisión del rey Felipe V de suprimir el Virreinato de Nueva Granada, que acumulaba cuantiosas pérdidas a causa de la lamentable gestión del virrey, privando a los neogranadinos del incipiente sistema postal que se había implantado y quedando la conducción de la escasa correspondencia particular a cargo de Chasquis, propios y trajinantes.
La reorganización del Correo hubo de esperar a la llegada en 1749 del nuevo Virrey don José Alfonso Pizarro, marqués del Villar, nombrado por el Rey Fernando VI, estableciéndose las primeras rutas formales de Correos en la Nueva Granada, con frecuencia y tarifas, que comunicaban a Santafé con las ciudades de Quito, Popayán, Honda, Mompox, Cartagena y Maracaibo.
Aquí puedes acceder a los contenidos de la conferencia
Correo en mano con Chasqui en el Virreinato de Nueva Granada (PDF)