Dos veces al año, con motivo de la festividad del Corpus Christi y de la Purísima, los Gigantes y Cabezudos de Ontinyent salen a la calle a bailar durante la víspera de las fiestas y también, durante las procesiones.
Los Gigantes representan a las tres culturas que convivieron en la villa durante la época medieval: la árabe, la judía y la cristiana.
Estas figuras suelen medir unos 4 metros de altura y pueden llegar a pesar 50 kilos. Su interior está diseñado con una estructura de aluminio en la que se colocan las personas que lo van a vestir durante los desfiles.
Los Cabezudos, son nueve figuras que representan personajes populares, más pequeños y ligeros que los Gigantes, pero que crean la misma expectación cada año. Desde 1982 los Cabezudos de Ontinyent danzan «El baile de los Cabets» con música de tabal y dulzaina arreglada por Enric Gironés.
En el año 1946, por petición popular, artistas como Carlos Tormo y Manuel Martínez Oviedo construyeron nuevos Gigantes y Cabezudos hechos de mimbre y madera de haya.
Siguiendo la antigua tradición que de alguna manera surgió a mediados del siglo XIX, cuatro Gigantes, Isabel y Fernando (el Rey y la Reina) y L’Agüelo y L’Agüela (el Rey Moro y la Reina Mora), bailaban a ritmo de los tambores. Más tarde se sumarían dos nuevos personajes representando a la cultura judía.
Las actuales figuras fueron realizadas en 1992 por el artista onteniense Jordi Arrue Ferry, a partir de las anteriores. Están hechas en fibra de vidrio y poliéster, materiales mucho más resistentes y que permiten que el uso, el paso del tiempo y los diferentes traslados, no deterioren los trajes.
Correos emite un sello dedicado a esta conocida tradición levantina, con motivo de la celebración de su 75 aniversario.
La emisión tiene como motivo principal la imagen de los cuatro Gigantes principales, que junto a los otros dos que completan el grupo, y los Cabezudos, pueden verse todo el año en el Museo de Gegants i Cabets, que está situado en el Palau de la Vila, en Ontinyent.