Cada moneda lleva ligada a ella una historia. La historia de un hecho o de un lugar, en definitiva, la historia de muchas historias.
En España, la peseta vivió 133 años formando parte activa de la historia económica y social de nuestro país. Nació con el objetivo de unificar el sistema monetario español, el 19 de octubre de 1868.
Este hecho supuso el fin de la convivencia de cuatro sistemas monetarios diferentes, que, hasta entonces, funcionaban a la par en el día a día de los españoles.
El Decreto de creación de la peseta, firmado por el ministro de Hacienda de entonces, Laureano Figuerola, establecía la emisión de 5, 10, 20, 50 y 100 pesetas en oro; 1, 2 y 5 pesetas y 20 y 50 céntimos en plata; y 1,2,5 y 10 céntimos en bronce. Pese a lo que dictaba este Decreto, las monedas de oro nunca fueron acuñadas.
La primera moneda fue acuñada en 1869. Se trató de la moneda de 1 peseta, que tenía como motivo principal la personificación de Hispania, inspirada en las monedas que se utilizaban en tiempos del emperador Adriano. Hispania aparecía recostada sobre los Pirineos, con el Peñón de Gibraltar a sus pies y sosteniendo una rama de olivo.
Moneda de 1 peseta acuñada en 1869
Esta misma imagen es la protagonista de la emisión que nos ocupa, en la que aparece la última moneda de 100 pesetas, junto con el sello que representa el último billete de 10.000 pesetas emitidos en nuestro país en el año 2.001.
Respecto a los billetes, su aparición tardaría un poco más, concretamente, el primer billete de peseta está fechado el 1 de julio de 1874, cuando le fue concedido al Banco de España la exclusividad para emitir papel moneda.
En cuanto a la iconografía, los motivos utilizados en monedas y billetes dependían en gran medida del régimen político de cada época.
Billete de 100 pesetas 1874
La rubia, como se conocía coloquialmente a la peseta, cedió su lugar al euro, quedando para siempre como uno de los emblemas de nuestro país.
Un pensamiento en “Numismática. Último billete y moneda de peseta”