Pintura. Juan Fernández de Navarrete, el Mudo

Pintura. Juan Fernández de Navarrete, el MudoJuan Fernández de Navarrete nació en Logroño hacia 1538 y murió el 28 de marzo de 1579 a los 51 años de edad. Quedó sordo a los tres años de edad, por lo cual también se le conoce como “el Mudo”.

Sin poder hablar ni oír y sin haber recibido una educación formal, comenzó a comunicarse con su familia dibujando objetos con un trozo de carboncillo sobre papel. Su familia era adinerada y le enviaron al Monasterio de La Estrella en La Rioja para recibir educación. Uno de los frailes que le enseñaron fue su maestro de arte, fray Vicente de Santo Domingo. Tras dejar el monasterio, viajó a Italia para estudiar a grandes artistas como Tiziano, Sebastiano del Piombo, Tintoretto y otros. Navarrete era conocido como el manierista español.

En 1568, el rey Felipe II nombró a Navarrete “el Mudo” como pintor de cámara del rey que pintó varios cuadros religiosos en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial de Madrid.

Autorretado de Juan Fernández de Navarrete

Autorretrato del pintor Juan Fernández de Navarrete (1538-1579)

El cuadro La Sagrada Familia con San Joaquín y Santa Ana (1575) es una de las obras más relevantes de Navarrete. En la parte inferior del cuadro se pueden distinguir un gato, un perro y una perdiz. Se cree que el gato blanco y negro representaba al Rey y el perro blanco al secretario del Rey mientras que la perdiz representaba a Navarrete alejándose de la discusión entre el gato y el perro.

En el centro muestra a la Virgen María mirando al niño Jesús mientras José le contempla con admiración por encima del hombro de María. Al mismo tiempo, los padres de María, San Joaquín (detrás de María) y Santa Ana (al lado de María) también observan a María junto con el niño Jesús.

MatasellosLa vestimenta de los personajes y el cortinaje del dosel están doblados y arrugados en diferentes tonos de color. En la parte izquierda del cuadro aparece una pequeña ventana por la que entra la luz iluminando toda la habitación. Detrás de Santa Ana se perfila una figura oscura, aunque es muy difícil de detectar. Todo el cuadro está lleno de colores ricos y brillantes que se complementan entre sí. Cuando el rey contempló este cuadro, hizo prometer a Navarrete que nunca más volvería a añadir animales en ninguno de sus cuadros.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *