Dentro del Ciclo de Conferencias de SOFIMA dedicado a la Guerra Civil Española, el pasado domingo 27 de octubre, tuvo lugar, en la sede de FESOFI, una nueva conferencia a cargo de nuestro amigo Juan Enrique Page de la Vega bajo el título: «Las Brigadas Internacionales»

Coleccionista desde los seis años, Juan Enrique Page de la Vega es miembro de la Sociedad Filatélica de Madrid. Coleccionista de Checoslovaquia, especializando en la provincia de Cárpato Ucrania, es también un gran conocedor de la intervención extranjera en la Guerra Civil española de la que tiene una importante colección.

Al analizar, desde el punto de vista filatélico, la intervención de las Brigadas Internacionales en el conflicto español, la primera dificultad que hay que afrontar es el establecimiento del periodo temporal que abarca el estudio: la primera referencia a la creación de las Brigadas es el tratado de Praga de 26 de julio de 1936 si bien el gobierno español no acepta la intervención extranjera hasta el 22 de octubre del mismo año. Pero mucho antes de la formación oficial, ya había extranjeros residentes en España combatiendo en diversas unidades y a finales de septiembre de 1936 comenzaron a llegar voluntarios del exterior; existe en consecuencia una “prefilatelia” de las brigadas constituida por el correo fechado antes del 22 de octubre de 1936.

Carta con franquigrafo de Albacete, 21 de noviembre de 1936
CENSURADO
Por la ens militar

Las unidades estuvieron formadas por voluntarios de hasta 55 países distintos, pero hubo un número especialmente elevado de participantes de países del este, en particular de Checoslovaquia debido a la existencia de regímenes pro-nazis y, en el caso checoslovaco, la inminente amenaza de ocupación por parte de Alemania.

El gobierno de la república sufrió de forma continua la presión del comité de no-intervención y finalmente decidió, el 26 de julio de 1938, la disolución de las brigadas y la salida de todos los combatientes extranjeros. La despedida oficial fue el 27 de octubre y la popular el 28. Muchos brigadistas pudieron regresar a sus países de origen, pero otros, como los checoslovacos, fueron a campos de internamiento o terminarían en campos de exterminio alemanes.

Desde el punto de vista postal, la orden de 28 de octubre de 1936, establece que “es necesario tomar precauciones para evitar que, a través del correo que sale al exterior y está sometido al control de la policía y del espionaje extranjero, el enemigo pueda conocer la eficacia y ubicación de nuestras fuerzas; también debe asegurarse que a cada voluntario le lleguen sus cartas donde quiera que se encuentre” por ello todo el correo dirigido por los hombres de la Brigada a España y al extranjero se centralizaba por los vaguemestres de los batallones que lo dirigían al Estado Mayor de la Brigada que se encargaban del envío. Por lo tanto, la correspondencia de los brigadistas no debía circular por el servicio nacional de correo.

Carta remitida desde Checoslovaquia a un combatiente a través de la dirección genérica
“Plaza del Altozano” de Albacete

De acuerdo con la Dirección General del correo español, se fija una dirección convencional, igual para todos, con variantes de letras y cifras, que permitirá a nuestro departamento postal reconocer a qué unidades deberá enviarse la correspondencia. El servicio de correos es completado por un servicio de censura.

Todos los servicios de correo de las Brigadas y Unidades Internacionales y de la Base de Albacete se centralizaron en un servicio especial adherido al Estado mayor de la Base con el nombre de Service Général du Courrier des Brigades et Unités Internationales (después Servicio Central de Correos, SCC).

La dirección convencional incluía el nombre del combatiente, la mención al S.R.I. y como domicilio Plaza del Altozano, Albacete. Pero la identificación de la unidad usaba números y letras de una forma complicada que aún hoy no se ha esclarecido totalmente. En la práctica era muy difícil determinar la situación de un combatiente, que cambiaba continuamente, y las cartas llegadas a España sufrían, en general, un buen número de re-expediciones.

El folleto “El correo os habla”, publicado a mediados de 1937, daba normas detalladas de cómo preparar los envíos de correo. Era muy precavido en lo referente a utilizar la mínima información en los remites porque “…conviene que la correspondencia no conserve la menor traza de su origen español”. Además “…Las cartas dirigidas a los países fascistas no deben franquearse…los sellos de dichas cartas deben ser quitados por la censura”.

En abril de 1938 la base de Albacete se trasladó a Barcelona por lo que la correspondencia se franqueó directamente en Barcelona con el franquígrafo de esta ciudad.

Juan Enrique Page ha ido mostrando distintos ejemplos de cómo todas estas instrucciones se iban aplicando a lo largo de la contienda con cartas remitidas por los combatientes de las distintas unidades, en las que aparecen las distintas marcas utilizadas en la distribución.

Finalmente, Enrique Page ha dedicado los últimos minutos de su intervención a mostrar otra forma de coleccionismo de las Brigadas Internacionales: las emisiones de conmemorativas emitidas con posterioridad por diversas administraciones postales de todo el mundo, así como los sellos emitidos de personajes que posteriormente alcanzaron alguna relevancia y que en su momento fueron integrantes de las Brigadas.

Aquí puedes acceder a los contenidos de la conferencia

Las Brigadas Internacionales (PDF)