Por Marcelino González Fernández
De la Sociedad Filatélica de Madrid
Desde hace tiempo redacto la sección “La Mar en la Filatelia” de la Revista General de Marina, que versa sobre temas filatélicos de lo más variado, relacionados con la mar y su entorno. A la hora de investigar sobre cualquiera de los temas elegidos, he aprendido muchas cosas curiosas y me he llevado algunas sorpresas.
El Saltillo en un sello emitido el 15 de julio de 1994
Una de ellas fue al escribir un artículo sobre el yate Saltillo de D. Juan de Borbón, Conde de Barcelona, a raíz de un sello emitido por España el 15 de julio de 1994, dedicado a dicho barco dentro de las series de “Barcos de Época”.
Una de las ilusiones de D. Juan era cruzar el Atlántico con el Saltillo, para realizar un viaje de ida y vuelta de más de 6.000 millas, en recuerdo del viaje realizado por Colón en el Descubrimiento de América.
Para tal fin, a principios del año 1958 reunió una tripulación de 11 hombres, entre los que además del propio Conde de Barcelona como capitán, estaba el Duque de Arión, el Duque de Alburquerque responsable de la intendencia, el Almirante Arthur Ratsey encargado del telégrafo, Dionisio Ortega, José María Burgoa, Jorge Arnoso. Evaristo Núñez, Manuel Pinheiro, Eduardo Caro y Pedro Uriarte.
Don Juan de Borbón y el sello del Saltillo en una tarjeta postal
La tripulación se reunió en Lisboa, donde estaba la residencia “Villa Giralda” de los Condes de Barcelona, y el 17 de marzo de 1958, el Saltillo salió a la mar desde un muelle cercano a la torre de Belem, y comenzó su travesía. Tocó Madeira y continuó hacia la isla caribeña de Antigua, sin más incidentes de cierta importancia que un pequeño incendio en la batería, que fue sofocado en poco tiempo.
Tarjeta máxima con el yate Saltillo y su sello
En el viaje, la tripulación fue testigo de un hecho extraordinario. En la noche del domingo 13 al lunes 14 de abril, D. Juan, que estaba de guardia en la toldilla del barco, llamó a los demás alarmado por algo que veía en el cielo. Y todos pudieron ver cómo un extraño objeto pasaba dejando tras de sí una gran estela luminosa, para caer al agua a pocas millas del barco y hundirse en el Atlántico con un gran destello que iluminó la noche. D. Juan y sus amigos se hicieron muchas preguntas y todo tipo de cábalas sobre el origen y naturaleza de aquel extraño bólido, hasta que horas más tarde tuvieron conciencia de lo que había pasado, al sintonizar emisoras de radio norteamericanas.
La perra Laika y el Sputnik 2 en un sello emitido por Rumanía
Vista la hora del suceso, comprobada la situación del Saltillo en el momento del avistamiento, y cotejada con la información dada por la radio, D. Juan y sus amigos fueron conscientes de que aquel objeto que habían visto cruzar el cielo y caer en el Atlántico, era nada más y nada menos que el satélite artificial soviético Sputnik 2, el de la famosa perrita Laika, que después de 162 días en órbita, había finalizado su vagabundeo alrededor de la Tierra y había regresado a casa.
Muy curiosa anécdota, totalmente desconocida para mí.
Y es que en aquellos primeros años de la exploración espacial, las cápsulas regresaban en cualquier punto del planeta pues no se disponía aún de una tecnología lo suficientemente precisa como para controlar de manera segura el retorno de las naves espaciales puestas en órbita terrestre.
Gracias por compartir esta historia.
La verdad es se trata de una curiosa noticia que a mí me llamó mucho la atención.
Y la sorpresa fue mayor cuando uno de los protagonistas de la anécdota era el yate «Saltillo», cuya vida estaba yo investigando. Por esa razón, siempre digo que en cuanto uno se pone a investigar algo, tiene que estar preparado para recibir información de lo más extraña.
Muchas gracias Marcelino.
Es una auténtica curiosidad.
Me ha encantado.