Vicent Baixauli Comes
de la Sociedad Valenciana de Filatelistas
A principios del año 1918, durante la Primera guerra mundial, los EEUU intervienen en Europa y sus soldados traen una gripe que rápidamente se extiende por todo el mundo. Al estar en guerra, ningún país reconoce la gran mortandad que ocasiona. España, país neutral la declara oficialmente, por eso se le conoce como “española”.
La primera ola, tuvo lugar en primavera y a través de un total de cuatro, termina en abril de 1920. Fue muy mortal, por su rapidez era la “gripe de los tres días”. También se le conoce como “la pesadilla” y en tierras valencianas con el habitual humor negro “la cucaracha”. Este virus aviar tuvo muchas mutaciones, ocasionó en nuestro país más de 250.000 fallecimientos y ocho millones de contagiados, en el mundo 50 millones de muerto, cinco veces más que las víctimas de esa guerra.
Desgraciadamente, esta amarga experiencia después de un siglo no ha servido para hacer frente al actual Covid19. No hay “expertos” o no saben. Entonces también se pusieron en marcha medidas de prevención, saneamiento, limitación de aforos etc. Ante la insuficiente estructura hospitalaria, los enfermos morían rápidamente, para los pobres se habilitaron pabellones de madera. En limpieza se empleó mucho el zotal, pero no se adoptó la mascarilla. Los sanitarios se contagiaron y trabajaron también en malas condiciones. No había medicamentos específicos y las vacunas no llegaron hasta la 2ª guerra mundial. Se diseñó un plan de reformas sanitarias que tardaron varios años en llevarse a cabo.
Actualmente, un año después del inicio del Covid19 ya tenemos varias vacunas de gran eficacia por lo que esperamos no llegar a la cuarta ola y acabar la pandemia al menos en Occidente este año.
Medidas de desinfección en fronteras.
Como era habitual en situaciones epidémicas, se habilitaron, sobre todo en puertos y puestos fronterizos los Lazaretos para la desinfección de mercancías y viajeros. En 1918, en algunos pasos con Francia y Portugal se situaron puestos de desinfección, donde se entregaba un documento que aseguraba la desinfección del virus. Conocemos las estaciones sanitarias con Francia, de Primera clase: Irún y Port Bou, con médicos, estufas y un pequeño hospital para aislar a los sospechosos. De Segunda clase: Behobia, La Junquera, Puigcerdá, Bossot, Les, Seu de Urgell, Canfranc, Sallent, Dancharinea, Vera y Valcarlos.
Equipo de desinfección en la carretera, puente internacional del Bidasoa
Además, desde principios del XIX, había varios Lazaretos para controlar sanitariamente el tráfico comercial marítimo, en 1918, continuaban activos el de la Isla de San Simón y el de Mahón que casi estaban a punto de cerrarse pues apenas tenían ya actividad.
Por si fuese poco, el Ayuntamiento de Madrid el 14 de octubre de 1918 dicta un Bando de ocho puntos relativos a medidas contra la epidemia y el 2º se refiere a la “desinfección de la correspondencia que se hará de acuerdo con la Dirección General de Comunicaciones, en los locales que la misma designe”. Sin embargo, un siglo después no se han detectado cartas con marcas ni cortes de desinfección procedentes de ningún de los lugares citados. Posiblemente el método empleado fuese a base de estufas sólo de vapor, por eso la falta de marcas específicas y de su colección por los filatélicos de historia postal.
Otros aspectos postales
En este periodo epidémico son numerosos los hechos políticos que tuvieron relación con la historia postal.
Con la gran guerra, en el Palacio de Oriente, se creó una oficina dedicada a facilitar la correspondencia de los prisioneros de ambos bandos (recordemos los soldados alemanes refugiados en nuestra Guinea y el posterior confinamiento en Alcalá de Henares, Zaragoza o Pamplona), amparada por una Franquicia postal, otra en la embajada española en Paris, u otras con la marca “Estafeta militar”, “Nouvelles Famille”, etc.
En marzo de 1918, una huelga de Correos contra las condiciones de trabajo paraliza la distribución del Correo, se militariza el cuerpo, luego se disuelve y se separan sus miembros. A la semana, se reconduce todo habiendo aparecido sobre la correspondencia diversas e interesantes marcas como “Viva la Unión” y otras semejantes.
En 1919, el 11 de marzo se autoriza una franquicia postal para el “Primer Congreso Nacional de Medicina” que se celebra del 20 al 26 de abril en Madrid, la gripe se “toca” de pasada y asiste la Premio Nobel Marie Curie.
Continúan las torpezas de estos gobiernos (no se aprende), el 1 de junio a pesar de la epidemia hubo elecciones generales en España que no resolvieron nada y se ¡repitieron! nuevamente en 1920.
La situación económica era inaguantable, desde el inicio de la guerra, empezaron a escasear numerosos productos incluso los alimenticios que se exportaban al mejor postor de todos los “colores” al ser neutrales. Pero esto provocó la subida de los precios de las “subsistencias”, ocasionando graves disturbios populares, sobre todo en Andalucía por lo que el gobierno creó el 10 de junio de 1919, el Comisionado para el mantenimiento del Orden público. No hemos encontrado hasta el momento ninguna marca postal, aunque posiblemente la hubo. La extensión del movimiento sindicalista por todo el país tuvo más incidencia en el Sur, pidiéndose además la jornada de ocho horas.
Por fin, buenas noticias, al terminar la guerra muchos aviones cesantes se reconducen al transporte aéreo civil y el 1 de abril de 1920, se crea el Servicio postal aéreo entre Barcelona-Alicante –Málaga, con los correspondientes matasellos especiales hexagonales. Y el 20 de septiembre se inauguraba en el Palacio de Comunicaciones de Madrid, el VII Congreso de la UPU, con diversos matasellos especiales. Este congreso tenía que haberse celebrado en 1912, pero por la falta de presupuesto se pidió el aplazamiento a 1914, con la guerra, se pospuso y finalmente la gripe “española” dilató el viaje de los congresistas hasta que se terminó la epidemia por la inmunización natural de gran parte de la población.
Para las sociedades filatélicas, los envíos de sellos al exterior disminuyeron drásticamente por causa de la Censura militar de los distintos países, porque “desaparecían” los sellos del interior de la correspondencia. Todo es un ejemplo de la “memoria histórica…postal”.
¿Alguien ha oído o leído en algún sitio acerca de la posibilidad de que el Vovid-19 se transmita mediante el correo?
A la vista de los estudios actuales el método de transmisión es por vía oral y por lo tanto, afortunadamente la correspondencia no lo transportaba. Algo parecido sucedió con la gripe española de la que no hay vestigios postales.
El Covid-19 claro