Don Pedro Fernández de Castro Andrade y Portugal, VII Conde de Lemos, IV Marqués de Sarria, VI Conde de Villalba, IV Conde de Andrade y Grande de España de primera clase, fue conocido como “El Gran Conde de Lemos”.
Estadista y mecenas, gentilhombre de la Cámara, presidente del Consejo de Indias y de Italia, fue también virrey de Nápoles.
En 1.598 se casó con la hija del duque de Lerma, Catalina de la Cerda, y no dejó de apoyar al valido durante sus últimos años pese a la adversidad.
En una época donde la educación solía combinar el manejo de las artes militares con el saber filosófico, histórico y artístico, el duque de Lemos practicó cada una de estas ramas.
Escribir poesía y comedias se convirtió en una gran afición para el duque a lo largo de su vida, así como rodearse y proteger a importantes escritores y artistas. Lope de Vega, Góngora, Quevedo o el propio Miguel de Cervantes, quien dedicó al conde la segunda parte del Quijote y otras obras. También los hermanos Argensola, entre otros, se beneficiaron de su favor y protección. Fue, en definitiva, un gran mecenas de la época dorada de la literatura española.
En cuanto a la labor política de Lemos, fue un hombre riguroso y de grandes decisiones sobre el gobierno en la presidencia del Consejo de Indias y en el virreinato de Nápoles.
También luchó contra la corrupción y llevó a cabo la conquista de las islas Molucas, que fue descrita por Bartolomé de Argensola.
Cuando su suegro, el duque de Lerma, cayó en desgracia en el año 1.618, Pedro Fernández de Castro forzó su retiro a Monforte de Lemos, donde en los últimos años de su vida, se dedicó a la administración de sus posesiones y bienes familiares, convirtiéndose en una figura importante de la vida social y cultural de Galicia.
El sello dedicado a este ilustre personaje tiene como protagonista un grabado contenido en el libro Teatro eroico, e politico de’ gouerni de’ vicere del regno di Napoli dal tempo del re Ferdinando il Cattolico…de Domenico Antonio Parrino.