La Navidad es sinónimos de encuentros y de reencuentros; de familia y amigos; de comida y bebida, luces y villancicos, niños y regalos.
Además de todo esto, en España, hay otros dos elementos que no pueden faltar en esas fechas: los belenes y la lotería de Navidad.
Los belenes y la lotería, cada uno a su manera, tienen la capacidad de reunir a su alrededor la ilusión que traen estas fiestas.
Como cada año, Correos emite dos sellos dedicados a la Navidad.
El primero de ellos lleva como motivo principal el tradicional Belén Monumental de Burgos, que monta el Regimiento de Transmisiones nº 22 en el Claustro Bajo de la Catedral.
Se trata de uno de los belenes más grandes de España, con más de 2.000 figuras que representan distintas escenas en las que se repasa toda la historia bíblica, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Los beneficios que se recauden por las visitas se destinarán a proyectos sociales.
Mientras España se encontraba inmersa en la guerra por la invasión napoleónica, el 18 de diciembre de 1812 se celebró el primer sorteo de la lotería de Navidad.
Sucedió en Cádiz, último reducto sin sufrir la invasión francesa, por iniciativa de Ciriaco González Carvajal, entonces ministro del Consejo y Cámara de Indias, para recaudar así dinero y sanear las arcas del Estado que se encontraban bastante mermadas por el conflicto.
Desde entonces, la lotería de Navidad se ha convertido para todos los españoles, en el pistoletazo de salida para las fiestas navideñas.
Cada 22 de diciembre, las familias y amigos esperan ansiosos a que los bombos dorados empiecen a girar a la vez que lo hacen sus sueños y deseos.
Las risas, los nervios, el champán y el firme convencimiento de que no hay mayor lotería que la salud, salpican las calles, los salones, bares y centros de trabajo.
El sello que Correos dedica a la lotería de Navidad reproduce la imagen del billete que este año esconde la suerte de unos pocos y la suerte de la mayoría.