La letra “ñ” y su lucha por la supervivencia

Por Marcelino González Fernández
De la Sociedad Filatélica de Madrid

Nuestro alfabeto cuenta con una letra por la que los españoles hemos tenido que luchar como gatos panza arriba. Es una letra con la que nos sentimos identificados, aparece en el nombre de nuestro país, y figura en nuestros sellos de correos. Es la letra “ñ” en versión minúscula, o “Ñ” en mayúscula. Y con nosotros la han defendido unos cuantos más que hablan nuestro idioma: alrededor de 543 millones de personas, de las que 460 son nativas. Pero, ¿cómo no la vamos a defender? Si no lo hacemos, nuestros sellos, en lugar de decir “Correos España”, dirían “Correos Espana”, que queda un poco chungo.

La 'ñ'. Presidencia de la unión europeaEspaña
Presidencia de la Unión Europea
Emisión de 1995

Según la Real Academia de la Lengua, la “ñ” es la decimoséptima letra del abecedario español. Por otra parte, es una letra inexistente en el latín. En las tierras que habían sido provincias del imperio romano, con el tiempo empezaron a aparecer variaciones lingüísticas derivadas del latín, con características propias de cada región, que han dado lugar a diferentes idiomas con sus propias peculiaridades y variadas fonéticas. Y en la representación escrita de las nuevas características fonéticas, los hablantes de turno, a veces tuvieron que echar mano de nuevos signos y nuevas reglas de ortografía.

Aunque el sonido “ñ” no existía en el latín original, la fonética se ha encargado de crearlo al articular ciertas palabras, como “vinea” que degeneró en “vinia” y terminó en “viña”, o “lignu” que se convirtió en “leño”. Por otra parte, a lo largo de la Edad Media, aparecieron casos en Europa en los que la letra “n” se empezó a reforzar con otras letras: “h”, “y”, “g” y hasta otra “n”. Y así aparece la “nh” en el portugués (Espanha); la “ny” en el catalán (Espanya); la “gn” en el italiano (Spagna) y en el francés (Espagne); o la “nn” en español o castellano antiguo (Espanna), con unas pronunciaciones iguales o muy parecidas a la de la actual “ñ” española.

La 'ñ'. UruguayUruguay
Día del Libro

Además, en la Edad Media, a la hora de escribir había que simplificar, y se recurría a abreviaturas. Para comprender lo que digo, basta echar un vistazo a un documento de aquella época. Cuando un escribano o un copista medieval tenía que escribir una palabra con doble “n”, o sea, con “nn”, solía escribir una sola “n” y encima le ponía otra acostada, que era como escribir las dos enes una sobre otra, con lo que se convertía en la actual “ñ”. Por esta razón “Espanna” pasó a ser “España”, “anno” quedó en “año”, “canna” es “caña”, y suma y sigue.

La 'ñ'. VietnamVietnam
“Caravela Nina”

Lo curioso ha sido que, tras convivir en paz y armonía con nuestra “ñ” durante un montón de años, a principios de los 90 del siglo pasado, la humilde letra se convirtió en la protagonista de una revolución en la Comunidad Económica Europea, que obligó a los españoles y demás hispano parlantes, a ponerse en su sitio y hacer valer sus derechos. Para defender la “ñ”, hubo que enfrentarse al resto de la Comunidad, al más puro estilo quijotesco.

La cosa había comenzado en 1991, cuando la Comunidad Económica Europea apoyó de forma descarada a muchos fabricantes de ordenadores que querían vender sus productos sin la “ñ”. España dijo que, para comercializar elementos informáticos en su territorio, tenían que cumplir «todas las características del sistema gráfico del español». Y el resto de Europa reaccionó, acusando a España de aplicar una “medida proteccionista que violaba el principio de libre circulación de mercancías”. ¡Toma castaña! ¡Ahí queda eso!

La 'ñ'. MauritaniaMauritania
“La Nina”

Y empezó el rifirrafe. La Real Academia Española dijo en un informe, que la desaparición de la “ñ” de los teclados sería «un atentado grave contra la lengua oficial». Muchos escritores, gentes del mundo de la cultura, e incluso el pueblo llano, salieron en defensa de la humilde letra “ñ”. En 1993, ya constituida la Unión Europea, España echó mano de un párrafo del Tratado de Maastricht que dice: “hay que admitir excepciones de carácter cultural”, y ganó la batalla (menos mal que alguien había leído el citado Tratado). Y logró que la Unión Europea respetara la “ñ”, para que estuviera presente en todos nuestros ordenadores y máquinas de escribir – bueno, en casi todos -. Y cuando en 1995 le correspondió a España presidir la Unión Europea, el 1 de julio emitió un sello con la “e” de España, que encima mostraba la tilde, guion, virgulilla, boina, cola de gato o como la quieran llamar, para defender dicha letra como un elemento diferenciador, y mostrarla como una parte de nuestra idiosincrasia, motivo por el que aparecía tres veces en el texto de dicho sello: “Presidencia española”; “1995 España”; y “Correos España”.

CamboyaCamboya
“La Niña”

El verdadero trasfondo de aquella discusión bizantina tenía una base puramente comercial. Era el comienzo de la venta de ordenadores a gran escala, y las empresas que los fabricaban se habían olvidado de meter una tecla con la “ñ”, para un amplio mercado hispanoparlante, y trataban de dar salida a sus grandes existencias sin la citada letra. Y claro está, a los fabricantes y a los políticos de por ahí fuera, no se les ocurrió mejor cosa que aconsejarle a España que suprimiera la citada letra de su escritura y de su habla. ¡Vivir para ver! Cosas que pasan…

Por fortuna, España y los países de habla española se salieron con la suya. Aunque pasaron cosas raras, de las que se hacía eco la prensa. Por ejemplo, una noticia del año 1998, decía que el Ministerio de Sanidad de España había adquirido 17.512 terminales sin la letra “ñ”. Gajes del oficio.

Hubo otros países de habla española que también pusieron su grano de arena filatélica en defensa de la “ñ”. Uno de ellos fue Uruguay, que el 24 de mayo de 2005 puso en circulación un sello dedicado al “Día del Libro”, en el que aparecían grandes eñes mayúsculas de varios colores. Y para remachar el clavo, desde el año 2015, el Correo Español empezó a poner una letra “ñ” perforada o troquelada en la esquina inferior derecha de los sellos.

Islas Marshall. Alfabeto

Islas Marshall
Alfabeto

Hoy, la “ñ” está en nuestros ordenadores, y ha ganado batallas parciales para estar presente en todos los ámbitos, entre ellos Internet. De hecho, en diciembre de 2007, una nota de prensa decía que, en una ceremonia de la Real Academia Española, en la que participaron los directores de las 22 Academias de la Lengua Española, se había anunciado la “entrada oficial de la letra “ñ” en Internet”.

Islas Marshall. Diente de TiburónIslas Marshall
“Ñin-pako” (Diente de tiburón)

Si echamos un vistazo a los sellos con tema de mar, que en cierto modo son mi especialidad, se puede ver que algunos países omiten la ñ en sus sellos, y al hablar de la pequeña carabela de Colón dicen Nina en lugar de Niña, como es el caso de Vietnam o Mauritania. En cambio, otros países como Camboya, que tienen su peculiar alfabeto, escriben Niña con “ñ”.

A decir verdad, hubo momentos en que los hispanoparlantes creíamos que estábamos solos en este berenjenal, como si fuéramos bichos raros. Pero no era así. El 14 de septiembre de 1998, las Islas Marshall emitieron una hoja con una serie de 24 sellos de correos dedicados a las letras de su alfabeto. Cada sello reproduce una letra, y muestra una imagen a la que hace referencia dicha letra. Y uno está dedicado a la letra “ñ”; muestra la letra mayúscula y minúscula, junto con la cabeza de un tiburón con la boca abierta enseñando la mandíbula inferior, y el texto “ñin-pako”, que es como ellos llaman al diente de tiburón. De modo que un habitante de los mares del otro lado del planeta nos trae en la boca nuestra discutida “ñ”. Sorprendente ¿verdad?

España

España
Sello dedicado a la “Ñ”, con una “ñ” minúscula perforada en la esquina inferior derecha. A la derecha presenta una viñeta que reproduce el sello más grande del mundo, formado por sellos de Correos de España, elaborado el 8 de noviembre de 2014, con una superficie de 220,32 m2

A la vista de este pequeño hallazgo y picado por la curiosidad, navegué entre papeles y por Internet, para ver donde podía haber más letras “ñ”, y resulta que también está presente en otros idiomas y alfabetos: aymara en zonas de Bolivia y Perú; bretón en la Bretaña Francesa; bubi en Guinea Ecuatorial; chamorro en las islas Marianas; euskera en el País Vasco; gallego en Galicia – por cierto que, en algún momento, algunos de mis paisanos han tratado de cambiar la ñ gallega por la “nh” portuguesa, ¡pobrinhos! -; guaraní en Bolivia, Brasil, Paraguay y parte noreste de Argentina; mapudungun de los mapuches de Chile y Argentina; mixteco de los indígenas de México localizados en Oaxaca, Puebla y Guerrero; quechua en Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú; tagalo en Filipinas; tártaro en Crimea; wolof en Gambia, Mauritania y Senegal; y algunos más.

Como se puede ver, gracias a todos estos pueblos, a sus culturas, y a los dientes de los tiburones de las islas Marshall, los que hablamos español y usamos la letra “ñ”, podemos dormir tranquilos: no estamos solos.

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