A medida que las tropas franquistas iban avanzando y ocupaban territorios, quienes estaban más o menos comprometidos con el gobierno legítimo de la República, por temor a las represalias, tuvieron que exiliarse.
Durante los casi tres años que duró la guerra (18 de julio 1936 a 1 de abril de 1939), fueron unos 500.000 españoles que abandonaron sus raíces, sus casas, sus familias… y tuvieron que emigrar forzosamente para emprender una nueva vida llena de dificultades.
Sello de Franquicia repartido entre los exiliados republicanos
Con el título El Exilio Republicano (2ª Parte), Xavier Andreu i Bartoli nos muestra como la historia postal puede seguir y documentar una gran parte de esta dramática epopeya.
El ponente, Xavier Andreu i Bartrolí, de profesión papelero (de la Escuela del Papel de Tolosa) e impresor, conocido con el alias “Rucvermell” (burro rojo), lleva casi 75 años coleccionando sellos.
Para esta conferencia utiliza una de sus colecciones, la dedicada al Exilio Republicano, con más de 700 cartas, fotografías, periódicos, revistas, documentaciones… Lleva muchos, muchos años recabando, consultando y archivando información y documentación sobre el tema.
1 de abril de 1939, el ejército, levantado en armas contra el gobierno legítimo controla el país y cientos de miles de ciudadanos comienzan un triste exilio que mayoritariamente acabará, tras cruzar los Pirineos, en territorio francés.
Santiago de Ambiedes (Asturias) al Campo de Barcares, reexpedida a la 86 Compañía de Trabajadores de Echaude, macizo de La Pelvoux (Altos Alpes) y de allí al Hospital Militar de Briançon
Surgen las primeras asociaciones de ayuda a los refugiados, pero la división a la hora de aportar soluciones hizo que esta no fuera todo lo eficiente que hubiera podido ser, aunque si se obtuvieron algunos resultados. Para los niños, grandes damnificados en todos los conflictos armados, se establecieron colonias y centros de acogida, muchos de estos en territorio francés, pero también en Inglaterra o Méjico.
Carta dirigida por el Comité de Ayuda a los Niños Españoles de Saint-Étienne al Cónsul de Francia en Santander
Conforme pasa el tiempo los exiliados empiezan a integrarse en la sociedad. Inicialmente, la integración de estos grupos de trabajadores estaba basada en el voluntariado, pero ante la inminencia de la guerra, el decreto de Deladier del 12 de abril de 1939, lo convierte en obligatorio para los extranjeros entre 20 y 48 años. Con esta medida, al convertirse en trabajadores activos, se aligeraba la carga económica que estos refugiados suponían para el gobierno francés.
Estas Compañías de Trabajadores eran formaciones de 250 hombre aproximadamente mandadas por oficiales franceses, siendo empleados en los más diversos cometidos, básicamente obras públicas y fábricas. Los que se adscribían a trabajos agrarios eran albergados por los ayuntamientos y recibían un salario de cinco francos diarios.
Carta remitida a Weiden, municipio con industris de vidrio y cerámica, cerca de la frontera checa. En el dsistrito de Hammerwerg hubo un campo de trabajadores forzados
Pero Francia pierde la guerra y es invadida por el ejercito alemán. Francia se queda sin ejército y la Compañías de Trabajadores pierden su carácter militar pasando al control civil y policial. Las Compañías se reconvierte en Grupos de Trabajadores.
La II Guerra Mundial se prolonga en el tiempo y la situación de los refugiados cada vez es más dramática. Pocos son los que tienen la opción de volver a España así que, más allá de estos grupos de Trabajadores la única alternativa es enrolarse en el ejército francés o en la resistencia.
El 13 de mayo de 1940 se formaron dos regimientos de voluntarios extranjeros que posteriormente se ampliaron a tres limitados al tiempo de guerra. Se inscribieron más de 13.000 efectivos de 47 nacionalidades, la mayoría italianos, españoles y polacos.
Carta dirigida al sector postal 390 y reexpedida al 103 correspondiente a elementos orgánicos no combatientes del 4º ejército.
Fechador de llegada: POSTE MILITARE BUREAU CENTRAL Nº 1
El contingente español, conocida su fama de indisciplinados, se limita a 4.000 hombres y una cuota del 14% por unidad. No obstante, estos límites serán superados.
Se formaron en el campo de Barcarés completando su instrucción en el campo militar de Larzac. Mal entrenados y más equipados fueron carne de cañón.
Otra parte de los contendientes republicanos se integra en las guerrillas populares que acabarían integradas en las Fuerzas Francesas del Interior (FFI). La primera unidad de guerrilleros españoles se crea en el Aude, el 5 de mayo de 1942, en un granero de Greffeil, les Corbières, cuando aún no había ninguna guerrilla de la resistencia francesa. La primera acción fue el sabotaje a las minas de La Caunette, sustrayendo 200 kilos de dinamita.
1944-1994 50 Aniversario de la liberación
En el sello conmemorativo del 50 aniversario de la liberación, nadie quiso recordar la presencia de las tropas republicanas
Una de las acciones más recordadas de los combatientes republicanos fue su entrada en París. “La Nueve” fue el nombre asignado popularmente a la 9.ª Compañía de la 2.ª División Blindada de la Francia Libre, también conocida como División Leclerc. Se trataba de una compañía formada casi íntegramente por republicanos españoles bajo mando francés. La ciudad de París se sublevó contra los alemanes el 20 de agosto de 1944, De Gaulle ordenó a sus tropas aprovechar la revuelta de la Resistencia Francesa con el fin de tomar París y para ello fue elegida la División Leclerc. El primer blindado que llegó a la plaza del ayuntamiento de París fue el «Guadalajara», con tripulación exclusivamente extremeña. Los primeros disparos que las fuerzas aliadas efectuaron se hicieron desde el blindado «Ebro», mandado por el capitán canario Campos y conducido por el catalán Bullosa.
Dos veces derrotados, primero en los campos de batalla durante nuestra guerra civil y después por el olvido de la historia. Finalmente, el 25 de agosto de 2012 durante los actos que anualmente conmemoran el aniversario de la liberación de Paris, los exiliados españoles recibieron el reconocimiento por su participación en la liberación de Francia y desfilaron bajo la bandera republicana por las calles de París.
Una conferencia, no exenta de emoción, en la que Xavier Andreu ha repasado, apoyando en estupendas piezas postales la historia de un grupo de españoles que vio como la guerra truncaba sus vidas y eran arrojados a un triste futuro.