Correos dedica un nuevo sello dentro de la serie Patrimonio artístico a dos elementos característicos de Sasamón en Burgos: la Colegiata de Santa María la Real y el Arco de San Miguel.
El Arco de San Miguel: A 1 Km. De Sasamón, junto a la carretera BU-610, y vecino del río Brullés -afluente del Odra-, se encuentra esta portada tardorrománica, que son los restos que han quedado del antiguo poblado de San Miguel de Mazarreros, abandonado en el Siglo XV. De una fábrica noble, destacan algunos capiteles con una difusa iconografía. El arco, con seis arquivoltas y un incompleto guarda polvos, son los restos de la antigua iglesia del pueblo desaparecido, seguramente de fines del Siglo XII.
En 2019 se aprobó un proyecto de rehabilitación para conservación de la piedra, rejuntado de cantería y eliminación de vegetación.
Cuentan por aquí que, en su honor, se levantó la portada de San Miguel en la actual iglesia de Sasamón, portada rematada en 1.504, según consta en su cartela.
La Colegiata de Santa María La Real: Con origen en una primitiva iglesia, que gozó de la condición de episcopal, a caballo entre los siglos XI y XII, cuya figura más importante que el Obispo Muño.
Colegiata de Santa María la Real de Sasamón
La iglesia actual, básicamente se construye en dos impulsos constructivos, el primero a principios del Siglo XIII, donde se levanta una fábrica de tres ábsides y tres naves, con una portada de transición en su parte occidental, seguramente influenciada por los talleres de las Huelgas Reales de Burgos.
Pero va a ser en los años finales del XIII cuando se haga la gran ampliación gótica, fruto del esfuerzo constructivo de los talleres de la Catedra y de las Huelgas, para levantar una cabecera de cinco ábsides poligonales salientes en planta, cuya capilla mayor es de mayor desarrollo por el uso de su tramo presbiteral, y dos niveles superpuestos de vanos, que nos remite a la iglesia abacial de las Huelgas. Todas las capillas cubren con bóvedas ojivales, contrafuertes al exterior y uso de arbotantes. En el interior se comunican mediante arcos ojivales.
La parte más singular del templo es su transepto, formado por dos naves de distinto tamaño. La mayor, que comunica con las capillas de la cabecera, se compone de cinco tramos cubiertos con bóvedas de crucería sencilla y nervio de ligadura, culminando en ambos testeros, por rosetones sin tracería.
Detalle del Tímpano del Pórtico, Iglesia Santa María la Real de Sasamón
La nave menor, más hacia el Oeste, les sirvió para comunicar una fábrica existente a otra que añaden, donde se abrevia el paso de soportes cruciformes de la primera época a pilares robustos cilíndricos que reciben los arcos en columnas a gran altura sin decoración en ménsulas y capiteles.
El claustro, de principios del XIV, primo hermanos del claustro burgalés, del claustro de la catedral de Pamplona, al menos en su galería Este, y del claustro del Monasterio de la Oliva, recoge las ideas del gótico francés-rayonaut.
A finales del XV asume una nueva cubierta, y quizás un claustro alto, seguramente por los talleres de los Colonia, a la vez que se construye una nave adosada a la nave de la epístola, y una portada, todo ello rematado hacia 1.504. A destacar, del círculo de los Colonia, el púlpito y la pila bautismal, obras también de finales del XV. En el siglo XVI se añade una fantástica sacristía, con una interesante portada de Francisco de Colonia.
Varios retablos y esculturas adornan el conjunto, a destacar un retablo plateresco dedicado a Santiago hacia 1.510, obra del círculo de Felipe de Vigarny, así como una escultura de San Miguel, obra de Diego de Siloé hacia 1519, así como unas andas procesionales en madera, obra de Sebastián de Salinas en 1561.
Por todo ello, la iglesia de Santa María la Real de Sasamón es uno de los conjuntos góticos más importantes de la provincia de Burgos.