El pasado 19 de noviembre dos estudiosos de la historia se dieron cita en la Sociedad Filatélica de Madrid, Gaspar Martínez Lorente y David González Corchado, para profundizar en la figura de Juan de Tassis y Acuña, segundo Conde de Villamediana.
Una conferencia que ha trascendido más allá de la Historia Postal –el Conde fue Correo Mayor del reino- para profundizar en la Historia de España en un momento histórico apasionante como fue el Siglo de Oro. Una época en que España conquistaba el Nuevo Mundo mientras los tercios de Flandes dominaban Europa con mano de hierro, pero también es la época de Quevedo de Góngora, de gran Lope de Vega, de Velázquez… En esa España vivió, medró y murió el Conde de Villamediana.
La vida del Conde de Villamediana
Fue hijo de María de Peralta Muñatones, descendiente de los marqueses de Falces, y de Juan de Tassis y Acuña, I.er Conde de Villamediana y Correo Mayor del reino, quien, gracias a su labor como organizador del servicio de postas, recibiría el título de nobleza en 1603, aunque ya su abuelo paterno Raimundo de Tassis, establecido en Valladolid, había desempeñado el cargo de Correo Mayor del Rey. Juan de Tassis vivió en el ambiente palatino desde su infancia, recibiendo una excelente educación del humanista.
Juan de Tassis y Peralta
II Conde de Villamediana
Día del Sello
Emisión de 1991
Cuando en 1599 Felipe III viajó al Reino de Valencia para celebrar su matrimonio con Margarita de Austria, tuvo que sustituir en la comitiva a su padre (que se hallaba de embajador en París) y, con apenas dieciocho años, acompañó al monarca a Valencia, distinguiéndose tanto que el Rey lo nombró gentilhombre el 9 de octubre del mismo año, poco antes de volver a Madrid.
Trasladada la Corte a Valladolid, donde permaneció cinco años. Su padre obtuvo al fin el título de Conde de Villamediana en 1603, pero falleció tempranamente en 1607, un año después de otorgar testamento; su hijo heredero Juan asumió el título y el cargo de Correo mayor del reino, que estrenó cuando ya la Corte se había trasladado a Madrid en 1606, haciéndose notar por su talante agresivo, temerario y mujeriego y adquiriendo pronto reputación de un libertino amante del lujo y de las piedras preciosas, de los naipes y de los caballos. Vestía además como un dandy con una vida desordenada de jugador entregado a todos los vicios y se creó fama de adversario temible no solo sobre el tapete por su gran inteligencia, sino por su deslenguado talento satírico, ejercido con particular denuedo contra la alta nobleza.
Todos estos excesos le valieron tres destierros del piadoso Felipe III, aparte de por haber arruinado a varios caballeros importantes, también por sus ya citadas fortísimas sátiras, en las que zahería sin piedad alguna las miserias de casi todos los Grandes de España de los que conocía bien sus defectos y flaquezas: sabía dónde atacarlos y cómo hacerles daño.
El primero de sus destierros, de fecha bastante insegura (julio de 1605 a septiembre de 1607, o más probablemente de enero de 1608 a julio de 1611), le llevó a Francia y Flandes. El segundo (1611-1615) lo condujo a Italia, donde estuvo entre 1611 y 1615 con el Conde de Lemos, nombrado virrey de Nápoles.
Vuelto a España en 1615, todos los acreedores de su disparado y lujoso modo de vida cayeron sobre él y atravesó por grandes penurias económicas que lo obligaron a vender el oficio de Correo Mayor de varias localidades.
Las sátiras políticas contra los ministros de Felipe III le valieron un tercer destierro desde el 17 de noviembre de 1618 a 1621.Había atacado en varias sátiras la corrupción alcanzada bajo el valimiento del Duque de Lerma y Rodrigo Calderón durante el reinado de Felipe III y estos lograron del rey que le desterrara otra vez de la Corte.
Primer Convenio Internacional del Correo
(Archivo General de Simancas)
y escudo de Juan de Tassis y Acuña.
Día del Sello
Emisión de 1989
Regresó al poco al fallecer el rey, en 1621, favorecido por el nuevo valido, el Conde Duque de Olivares, que obtuvo de Felipe IV el perdón real. Sin embargo el ostentoso Conde seguía comido por las deudas. Es la última época de su vida, estrena La Gloria de Niquea, una obra de encargo para ser representada ante los monarcas en Aranjuez, sobre la que existe una célebre leyenda que afirma que incendió premeditadamente el coliseo de Aranjuez durante las fiestas de celebración del aniversario del rey Felipe IV, cuando se estrenaba ante la reina, el 8 de abril de 1622, para poder salvarla en brazos aun tocarla siquiera estaba penado con la muerte. Existe también la leyenda de que se presentó a un baile con una capa cubierta de reales de oro, con lo que aludía a su suerte en el juego, con las letras del lema tejido «Son mis amores reales», donde la palabra reales escondía un triple sentido muy peligroso para la época. Otra leyenda es la del origen de la expresión «Picar muy alto», que se cree se debió a las habilidades como picador del conde que, al ser alabadas por la reina, el rey respondió: «Pica bien, pero pica muy alto», con evidente doble sentido, debido a sus escarceos con la reina.
La muerte del Conde de Villamediana
Ocurrió que el 21 de agosto de 1622, a eso de las ocho de la tarde, el Conde de Villamediana, acompañado de Luis de Haro, hijo del Marqués de Carpio, paseaba en su carroza por la calle Mayor, donde tenía su palacio. A punto de llegar a su casa, a la altura de la travesía del Arenal, un hombre con la cara cubierta se acercó al coche y por la ventanilla disparó un ballestazo al conde y salió corriendo. En unos minutos el conde había muerto.
La muerte del conde de Villamediana
por Manuel Castellano, 1868
Museo de Historia de Madrid.
El suceso convulsionó todo Madrid, pero nunca se descubrió al asesino. El caso propició todo tipo de especulaciones entre la realidad y la fantasía que forman parte de las leyendas de Madrid. Son diversas las teorías sobre el móvil del asesinato. Desde las ambiciones de poder del conde-duque de Olivares, que perdía prestigio ante los poemas críticos referidos a él y que se atribuían al conde; los celos del propio rey, que sospechaba que la reina Isabel de Borbón estaba prendada del conde hasta evitar el escándalo por un célebre proceso por sodomía abierto por el Consejo de Castilla que implicaba a Villamediana.
Pero David González Corchado nos ofrece otro sospechoso y otro móvil más. Una hora después de producirse el asesinato, el VIII conde de Oñate, don Íñigo Vélez de Guevara y Tassis, sobrino en segundo grado del fallecido, envió un escribano a la casa del Correo mayor para certificar su muerte. De manera inmediata tomó posesión del mayorazgo del condado de Villamediana y con ello hacerse con el cargo de Correo Mayor del reino con los beneficios que este cargo conllevaba. Por otra parte tras la muerte del conde, la Corona interpuso un largo y costoso pleito para recuperar el oficio de Correo Mayor, con lo que la muerte del conde se podría considerar “una razón de Estado”. No obstante, tras 11 años de litigio en lo que se conoció como el “Pleito de las estafetas”, la rama familiar de los Oñate se alzaron con la victoria.
Aquí puedes acceder a los contenidos de la conferencia
Vida y Obra del Conde de Villamediana (PDF)
Muy señores míos:
Soy profesor de español y filólogo de Bonn (Alemania). Llevo tres años trabajando en mi tesis doctoral sobre la recepción del Conde de Villamediana en la literatura española. Una ilustración publicada aquí me ha llamado la atención. Se trata del dibujo que muestra el momento del atentado contra él.
Ustedes saben algo sobre el origen del dibujo? Me parece del siglo XIX, pero aunque conozco muy bien la literatura decimonónica (ficcional e historiográfica) sobre Villamediana, no lo he encontrado en ninguna parte.
Les agredecería mucho que me ayudaran.
Saludos cordiales desde Bonn
Andreas Schneider-Gibson
Hola Andreas.
Efectivamente, la imagen es del siglo XIX y se encuentra extraída de un grabado contenido en la obra «Historia de la Villa y Corte de Madrid», publicada en 1861, sus autores fueron José Amador de los Río y Juan de Dios de la Rada.
Evidentemente se trata de una idealización romántica del asesinato del conde de Villamediana, que concuerda muy poco con la versión de la misma que dejaron sus contemporáneos, y que seguramente usted conocerá.
Aunque, en mi caso he abordado el estudio de la figura del conde desde una perspectiva histórico-postal, si en algo más le pudiera ser útil en su trabajo, me tiene a su disposición.
Reciba un cordial saludo.
Muchas gracias por su ayuda! Un cordial saludo desde Alemania