España tiene el dudoso honor de registrar el primer falso postal de la historia, pero ¿Qué es un falso postal? Con este título el pasado domingo 24 de marzo Francisco García-Albertos, destacado miembro de la Sociedad Filatélica de Madrid, especialista desde hace años en sellos falsos utilizados para el envío de correspondencia engañando al correo, desarrolló una conferencia en la que, a través de los sellos y documentos de su propia colección, realizó una interesante exposición en la que intentó dar respuesta a esta pregunta.
A lo largo del tiempo diversos especialistas han intentado establecer una definición sobre lo que podemos calificar como un “falso postal”, diferenciándolo del “falso filatélico”. Así, el Dr. Roig define el falso postal o falso de época como “toda viñeta o sello emitido por particulares, imitando el sello oficial y con el fin de defraudar a la Administración Postal o Telegráfica” o más recientemente el diccionario Ilustrado de la Federación de Sociedades Filatélicas (FESOFI) establece una definición similar describiendo los falsos de época como aquellos sellos “producidos con el fin de imitar a uno auténtico, durante el período de vigencia del mismo, para defraudar al correo”.
La falsificación de sellos no es un hecho exclusivo de nuestro país; se conocen falsificaciones postales en 41 países. Toda Europa salvo Bélgica, Portugal y Suiza.
Muchas fueron las causas que favorecieron el desarrollo de esta delictiva actividad en la España de finales del siglo XIX. Una Situación política convulsa, marcada por el desarrollo de las guerras carlistas que derivaron en un cambio de dinastía, pronunciamientos militares y el desarrollo de movimientos separatistas y cantonalistas todo ello unido a una situación económica caótica (desamortizaciones: Mendizábal, Madoz).
Emisión de 1-VII-1862
Los distintos gobiernos hicieron lo que pudieron para evitar esta forma de fraude a la administración: la emisión anual de nuevos sellos, la utilización de papel especial con filigrana, hilos de seda o papel en relieve, la impresión de sellos bicolores o de difícil grabación la creación de marcas secretas o el dentado de sellos fueron alguno de los mecanismos utilizados pero que el tiempo demostró que fueron insuficientes para atajar esta picaresca.
A partir de la excepcional obra de Francesc Graus sobre los “Falsos Postales de España” y basándose en las piezas de su propia colección, Francisco García-Albertos ha ido realizando un recorrido por las primeras emisiones españolas del siglo XIX identificando las distintas falsificaciones realizadas de cada sello mostrando tanto piezas usadas como correspondencia circulada utilizando estas falsificaciones.
En algunas ocasiones se conoce el origen de las falsificaciones, pero solo en un caso, la falsificación de la emisión de 1872 de Amadeo de Saboya realizada a los ocho días de su puesta en circulación, se conoce el nombre del falsificador, Antonio Camuñas, que acabó siendo juzgado en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
La falsificación de sellos no fue un hecho exclusivo del siglo XIX y así, podemos encontrar falsificaciones más o menos elaboradas de sellos a todo lo largo del siglo XX porque como señaló Francisco García-Albertos en el cierre de su conferencia, recordando una frase de Stanley Gibbons en el año 1892: “los falsificadores van y los falsificadores vienen, pero las falsificaciones seguirán por siempre”.
Aquí puedes acceder a los contenidos de la conferencia
¿Que es un Falso Postal? (PDF)
Como distinguir los falsos de la serie de Ferrocarriles aéreos de 1930 ? Edifil 483 – 488