Los nuevos sobreportes aéreos para envíos categoría AO (otros objetos) de 1949

Eduardo Consejo Prieto es coleccionista de sellos desde la infancia. Fue elegido Académico Electo de la Real Academia Hispánica de Filatelia e Historia Postal el 1 de noviembre de 2018, habiendo dictado su discurso como Académico de Número en 2022.

Presidente de la Comisión de Aerofilatelia de FESOFI en la actualidad, el desarrollo profesional en el sector aeronáutico orientó la afición filatélica a temas relacionados. Las áreas de estudio y coleccionismo se resumen en dos grupos: el correo aéreo, fundamentalmente el relacionado con España y sus colonias y las Aeronaves de alas giratorias (autogiros y helicópteros), en todas las disciplinas del coleccionismo donde pueden encontrarse referencias (sellos y pruebas; cartas, tarjetas postales y otros efectos; correo aéreo por autogiro y helicóptero).

Premiado en más de 20 exposiciones españolas y extranjeras, es articulista habitual en El Eco Filatélico y Numismático y conferenciante de la Sociedad Filatélica de Madrid.

Carta de Madrid a San Salvador de 1 de febrero de 1954 con etiqueta “A.O.”

Franqueo de 5,50 pesetas correspondiente a 10 céntimos para papeles de negocios, 40 céntimos de certificado y sobreporte aéreo para América de 5 pesetas
Con tarifa carta hasta 20 g, se habría tenido que pagar 16,90 ptas.; más del triple

Eduardo Consejo ha explicado como las tarifas ordinarias siempre han sido específicas según la naturaleza de cada “objeto”. La legislación inicial sobre correo aéreo internacional, recogida en el Convenio de la UPU de 1929 celebrado en Londres, introdujo una categoría de envíos para objetos distintos a cartas y tarjetas postales: la denominada “OTROS OBJETOS” (abreviado ‘AO’, de “Autres Objets” en lengua francesa), agrupando impresos, papeles de negocio, muestras sin valor, etc.

Los envíos de esta categoría solo se admitían para aquellos destinos específicos que la reconocían. Para el resto de destinos no acogidos a esta modalidad había que pagar el sobreporte aéreo aplicable a cartas y tarjetas postales. Y así, para el correo interior, en mayo de 1938, se establece, por primera vez, un sobreporte aéreo específico general para “Papeles de negocio, muestras, medicamentos y periódicos”. En abril de 1940 se amplía esta medida a las colonias españolas y zonas de influencia (Guinea Española, Villa Cisneros y Tánger)

Carta de Madrid a San José (Costa Rica) de 15 de febrero de 1952 con marca “AO” de tampón

Franqueo de 5,45 pesetas correspondiente a 5 céntimos de importe mínimo para impresos, 40 céntimos de certificado y sobreporte aéreo para América de 5 pesetas (Franqueo excedido en 5 céntimos)
Con tarifa carta hasta 20 g, se habría tenido que pagar 16,90 ptas.; más del triple

Habrá que esperar hasta septiembre de 1941 para encontrar la primera mención expresa de “OTROS OBJETOS”. Sobreporte aéreo específico dentro del archipiélago canario y en septiembre de 1943 se amplía a Fernando Poo y la Guinea continental española.

En cuanto al correo exterior, la Real Orden de 6 de diciembre de 1929 ya establecía los primeros sobreportes aéreos para Impresos, periódicos, papeles de negocio y muestras de comercio a ciertos destinos que en ordenes posteriores irían ampliando.

Carta de Madrid a Estados Unidos de 15 de septiembre de 1954 con marca “A.O” manuscrita

Franqueo de 6,15 pesetas correspondiente a 15 céntimos para impresos (UPAE), 1 peseta de certificado y sobreporte aéreo para Estados Unidos de 5 pesetas
Con tarifa carta hasta 20 g, se habría tenido que pagar 17,80 ptas.; casi el triple

No se empezará a utilizar el término “AO” hasta agosto de 1949 con la publicación de las nuevas tarifas para la correspondencia nacional e internacional y la publicación de las instrucciones para la gestión de la correspondencia categoría “AO” en el Diario Oficial de Correos y Telecomunicación.

Carta de París a Estados Unidos de 23 de junio de 1957 con etiqueta “A.O”

Con ese punto de partida, Eduardo Consejo ha mostrado diversos casos de uso de las preceptivas etiquetas y marcas ‘AO’ de uso obligado, tanto en España como en el extranjero, incluyendo el correspondiente análisis de las tarifas vigentes en España, a lo largo de un periodo que cubrió, fundamentalmente, la década de los años 50.