Por Marcelino GONZÁLEZ FERNÁNDEZ
En diciembre de 1916, hace cien años, se hundía en las costas de Portugal la fragata blindada Numancia a causa de un fuerte temporal, cuando era remolcada camino de su desguace.
Fragata blindada francesa Gloire en un sello de la República de Guinea Ecuatorial
La Numancia fue uno de los mejores barcos con que contó la Armada, y ha sido motivo de diferentes documentos filatélicos, entre ellos un sello emitido en el año 1964. Fue protagonista de muchas aventuras, y después de una muy larga vida operativa, prefirió irse al fondo del mar antes de pasar por la humillación del soplete del desguace.
Origen
La Numancia nació en una época en que se estaban poniendo de moda los barcos de guerra fuertemente armados y muy protegidos, que habían tenido su origen en la fragata blindada francesa Gloire, que entró en servicio en 1861, a la que en 1862 siguió la británica Warrior. A partir de entonces se construyeron muchas fragatas blindadas, de tal forma y con tanta rapidez que en el año 1866 ya había en el mundo 91 operativas o en construcción, de las que una era la Numancia, salida de los astilleros de Tolón, Francia, y entregada a la Armada en diciembre de 1864.
Fue construida en el extranjero porque los astilleros españoles no estaban preparados para hacer barcos grandes de casco metálico.
Marca postal de la actual fragata Numancia (F-83) con la silueta de la blindada homónima
Características
Tenía 96,08 m de eslora, 17,34 manga, 7,9 de calado, 7.400 toneladas de desplazamiento a plena carga y 590 hombres de dotación. Contaba con un aparejo de fragata de tres mástiles y una superficie vélica de unos 1.850 metros cuadrados, una máquina de 1.000 CV nominales, 10 calderas, una hélice y una chimenea. Alcanzaba los 12 nudos a vapor, podía cargar 1.100 toneladas de carbón y su autonomía a velocidad económica era de más de 3.450 millas.
Su fuerte blindaje por los costados consistía en una faja de hierro forjado de 120 a 130 mm de grosor, que iba de proa a popa y de la cubierta a 2,30 m bajo la flotación, apoyada en una almohadilla de madera de teca de 440 mm de espesor empernada al casco de hierro. Y a proa mostraba un fuerte espolón.
Su armamento, que en principio iba a ser de 40 cañones de avancarga y ánima lisa de 68 libras (200 mm) en batería por los costados, 20 por banda, quedó reducido a 34 cañones, 17 por banda.
Matasellos utilizado en la exposición filatélica de 1980 en homenaje a Méndez Núñez, en el que aparece la silueta de la fragata blindada Numancia como guardacostas.
Medalla del Salón Náutico de Barcelona con la silueta de la fragata blindada Numancia
Comienzo de su vida operativa
Su primer comandante fue el capitán de navío Casto Méndez Núñez, y su segundo el capitán de fragata Juan Bautista Antequera. En cuanto estuvo operativa, la fragata recibió la orden de dirigirse al Pacífico para integrarse en una escuadra, que al mando del almirante Pareja se encontraba inmersa en contenciosos con Chile y Perú.
Navegó de Cartagena a Cádiz haciendo pruebas de todo tipo. En Cádiz completó dotación y cargos, y el 4 de febrero de 1865 zarpó en demanda del estrecho de Magallanes, el 5 de mayo llegó a El Callao y se incorporó a la escuadra de Pareja.
Fue un viaje seguido con interés, ya que había la opinión de que las pobres cualidades marineras de una fragata blindada y su complicada logística no le permitirían efectuar un viaje como el que realizó la Numancia. De ahí el gran éxito y buena fama ganada por el barco cuando llegó a su destino, y por su comandante, que por tal motivo ascendió a brigadier el 20 de junio.
La fragata Numancia en un sello emitido por España en 1964
Guerra del Pacífico
La Guerra del Pacífico se debió a la mala gestión de una crisis surgida por incidentes entre peruanos y emigrantes españoles en agosto de 1863, en una finca de Talambo, cerca de Lima. Le siguió la toma por los españoles de las islas peruanas Chincha en abril de 1864. Continuó con incidentes en El Callao e insultos y desplantes contra España a cargo de Perú y Chile, que llevaron al bloqueo de los puertos chilenos por la escuadra española y a la declaración de guerra por parte de Chile el 25 de septiembre de 1865.
A causa de la dispersión de los barcos españoles, la goleta española Covadonga fue apresada por la corbeta chilena Esmeralda en el combate de Papudo, el 26 de noviembre de 1865. Al recibir la noticia del apresamiento, el 29 de noviembre, Pareja se suicidó de un tiro a bordo de la Villa de Madrid.
El mando de la escuadra recayó entonces en el brigadier Méndez Núñez, que pasó el de la Numancia a su segundo. Al poco tiempo, Perú también declaró la guerra a España, durante la cual la Numancia participó en una incursión a Abtao, estuvo presente en el bombardeo de Valparaíso el 31 de marzo de 1866 y tomó parte en el combate de El Callao el 2 de mayo siguiente, en el que disparó 1.005 proyectiles, encajó 51 impactos, seis de ellos de grueso calibre, de los que uno le perforó el blindaje, y tuvo 16 heridos, entre ellos el propio Méndez Núñez.
La Numancia en una tarjeta de Primer Día de Circulación con el sello emitido por España en 1964
Vuelta al mundo
Finalizadas las operaciones, el 10 de mayo Méndez Núñez salió a la mar y dividió sus fuerzas en dos divisiones. Con la primera se dirigió a Río de Janeiro. La otra, en la que se encontraba la Numancia, se dirigió a Filipinas para continuar viaje a España, evitándole la navegación por el cabo de Hornos, con su duro invierno y fuertes temporales.
El 24 de junio, la Numancia llegó a la colonia francesa de Otahiti con 110 enfermos de escorbuto. La gente descansó y se curó, el barco reparó, hizo víveres y combustible y limpió fondos, desenrollando mucho cable liado en el eje y en la hélice, procedente de El Callao, donde había estado preparado para activar minas.
A continuación zarpó rumbo a Filipinas y entró en Manila el 8 de septiembre. Zarpó de nuevo en enero de 1867, se incorporó a la escuadra de Méndez Núñez en Río de Janeiro y continuó viaje a España para entrar en Cádiz el 20 de septiembre de 1867, poniendo fin a un largo periplo de más de dos años y medio. Fue el primer barco blindado –o acorazado- en dar la vuelta al mundo.
En España
A continuación, la fragata fue sometida a grandes obras y se convirtió en uno de los principales buques de la Escuadra. En 1868 comenzó a cambiar su armamento por otro más moderno. El 24 de noviembre de 1870, se trasladó con otros barcos a La Spezia, Italia, para recoger al que iba a ser rey de España, Amadeo de Sabaya, entrando de regreso en Cartagena el 30 de diciembre. Y más adelante efectuó otras comisiones, como una visita a Nueva York en 1871.
Tarjeta Postal con la fragata Numancia
Revolución cantonal
En 1873, estando en Cartagena, su dotación se unió a los cantonales y se apoderó del barco, que actuó como buque insignia cantonal. Y el 11 de octubre intervino en el combate de Portman contra la escuadra del Gobierno central.
El 17 de octubre salió a la mar con otros barcos para llevar jefes cantonales a Valencia y Barcelona. Pero el día 20, embistió con su espolón al vapor Fernando el Católico, que se hundió en poco tiempo, lo que supuso el fin del viaje y el regreso a Cartagena, donde la fragata fondeó para actuar como batería flotante.
El 12 de enero de 1874, la Numancia zarpó de Cartagena con los principales líderes de la revolución, rompió el bloqueo y se dirigió a Orán. Y poco después, tras el armisticio, volvió a la Armada española.
Nuevas obras y actividades
A continuación, la fragata fue sometida a nuevas obras. En 1877 se le instaló electricidad a bordo, con lo que junto a la Vitoria fue el primer barco de la Armada en estar electrificado. Y efectuó varios viajes protocolarios.
En 1885 se integró en la escuadra concentrada en Mahón para hacer frente a la crisis surgida con Alemania por las islas Carolinas, que se solucionó por la vía pacífica. Y en 1888 estuvo presente en la inauguración de la Exposición Universal de Barcelona.
En 1896, regresó a Tolón para sufrir nuevas obras. Como al declararse en 1898 la Guerra con los Estados Unidos aún no estaba lista, fue remolcada a Barcelona para evitar su internamiento. Al finalizar la contienda regresó a Tolón para continuar las obras, que afectaron a su artillería, calderas y máquinas, y su aparejo fue eliminado, dejando en su lugar dos mástiles cortos con grandes cofas.
A continuación operó como guardacostas acorazado. En 1907 fue utilizada para una recepción y cena que Alfonso XIII ofreció al soberano de Gran Bretaña Eduardo VII en su visita a Cartagena. Y su última operación fue en 1909 con motivo de la Guerra con Marruecos.
Sello de la fragata blindada Numancia
Hundimiento
La Numancia fue dada de baja el 18 de diciembre de 1912 y se dispuso su venta para el desguace. Tras fracasar algunos intentos para conservarla como buque-museo y como Colegio de Huérfanos de los Cuerpos Subalternos de la Armada, fue adquirida por una empresa de Bilbao para convertirla en chatarra.
El 8 de diciembre de 1916 salió de La Carraca con una carga de 1.300 toneladas de sal. Pero en el viaje se rompieron los cables de remolque y encalló frente Setúbal, Portugal, donde la resaca y las rocas se encargaron de destrozarla y hundirla. Se salvaron los 32 hombres que iban a bordo.
Una nota de prensa daba la siguiente noticia de su naufragio: «La fragata acorazada española Numancia, de cerca de 90 metros, encalló en la playa de Sesimbra el 16 de diciembre de 1916. El barco procedía del sur de España, incapaz de navegar por sus propios medios, era llevado por dos remolcadores, teniendo como destino los altos hornos de Bilbao para su desguace. Encallada en Sesimbra se mantuvo durante tres días gracias al buen tiempo. La tripulación incluso llegó a aprovisionarse en tierra. Tras un empeoramiento del tiempo los remolcadores dejaron a la fragata encallada y se refugiaron en Setúbal. En la tercera noche la fragata se estrelló contra los rompientes y la tripulación fue rescatada desde tierra por medio de un cabo y un cesto.»
Y a modo de epitafio, recordando la carga que el barco llevaba para que el traslado a Bilbao fuera más rentable, alguien escribió:
«Curiosamente, en este naufragio nada se perdió, ni la carga, que era de sal, ni la Numancia. Ambas volvieron a su natural elemento.»
Recuerdos
De la Numancia, junto con muchos libros, cuadros y modelos, nos queda su recuerdo plasmado en diferentes monedas, medallas conmemorativas, cromos y otros documentos, además de tarjetas postales, marcas postales y sellos de correos.
Publicado en le sección «La Mar en la Filatelia» del numero de diciembre de 2016 de la
Revista General de Marina
Precioso artículo.
Me ha gustado mucho.